"Sí, sí, pero Leo Messi no ha ganado ningún Mundial". Este ha sido en los últimos años el principal argumento de aquellos que se negaban a aceptar un hecho cada vez más visible por la mayoría, que Leo Messi se había convertido en el mejor futbolista de todos los tiempos, superando a Diego Armando Maradona y a Pelé, los dos jugadores sobre los que siempre giraban todos los debates, como si ya fuera imposible que pudiera aparecer algún futbolista semejante.

Daba igual que Leo Messi llevara 17 temporadas siendo el mejor jugador del mundo, que hubiera marcado prácticamente 700 goles y levantado 27 títulos a nivel de clubes y 7 Balones de Oro, a los que añadió con Argentina el Mundial sub-20, la medalla de oro de los Juegos Olímpicos y la Copa América. El Mundial como único argumento, siempre el Mundial.

Messi, tras ganar su séptimo Balón de Oro / Foto: France Football

La eterna espina del Mundial

Y es que a Leo Messi siempre le persiguió sus pocos éxitos con Argentina. Con el Barça lo ganaba todo y jugaba de maravilla, mientras que con la albiceleste acumulaba fracasos. El argumento era fácil de buscar y los que no le querían alzar a los altares afirmaban que Messi era incapaz de liderar equipos de mediana calidad, que le faltaba madera de líder, como sí hizo Maradona con Argentina y el Nápoles. En su país natal, además, tuvo que ver como ponían en duda su compromiso, hasta el punto de que Leo Messi llegara a retirarse de la selección, en el 2016, tras caer en la final de la Copa América contra Chile. "Pensándolo mucho en el vestuario, creo que ya está para mí la selección, ya se terminó. La peleé mucho, lo intenté muchas veces, ser campeón con Argentina. Hice todo lo posible. Me duele más que a ninguno, pero es evidente que no es para mí. Deseaba más que ninguno un título con la selección y lamentablemente no se me dio", afirmó entonces.

Y es que Messi había caído dos años antes en la final del Mundial de Brasil, contra Alemania, un partido que lo podría haber cambiado todo, que podría haber finiquitado el debate mucho antes. Messi se tomó un tiempo para reflexionar y decidió aceptar el reto de volver, al apreciar que el Mundial de Rusia podría ser su última oportunidad de ganar el trofeo más preciado. Y tampoco se dio, pues al albiceleste cayó contra una Francia que acabaría siendo la campeona.

Leo Messi, levantando el último trofeo que le faltaba, el del Mundial / Foto: EFE / Friedemann Vogel

De Maracaná a Lusail para cerrar el debate

Y fue entonces cuando Argentina decidió apostar por Lionel Scaloni para el cargo de seleccionador, una decisión que generó muchas críticas en el país, pero que acabaría siendo clave. Y es que el técnico, desde un primer momento, apostó por construir una nueva selección con Leo Messi como gran y único líder y en la que todos sus componentes tenían claros sus roles. Sería la clave del éxito. Argentina fue construyendo un núcleo duro nuevo, siempre con Messi como líder, que logró su primer gran objetivo en Maracaná, allí donde había perdido la final del Mundial del 2014, con la victoria contra Brasil en la final de la Copa América.

Leo Messi se había quitado la espina de haber logrado un título grande con la selección de Argentina. Parecía que el círculo se había cerrado, pues pocos, muy pocos, podían imaginar que en el Mundial de Qatar del 2022, con 35 años, Messi podría liderar a aquel equipo a levantar el trofeo. El argumento preferido por los que se negaban a admitir que Messi era el mejor de todos los tiempos parecía que serviría para toda la eternidad. Pero los dioses del fútbol le tenía preparado al 10 una última oportunidad que Messi no ha desaprovechado. "Es simplemente increíble. Sabía que Dios me iba a dar la Copa, estaba seguro, fue una gran alegría para nosotros. Tenía este gran sueño desde hace mucho tiempo, quería cerrar mi carrera con la Copa del Mundo. No puedo pedir más que esto”, ha afirmado Messi tras ganar el Mundial. El debate se ha acabado, aunque ahora empieza uno nuevo y más cercano a la realidad. ¿Es Messi el mejor deportista de todos los tiempos?