En el Barça ha caído como una auténtica bomba la negativa de Jordi Alba de bajarse el salario. El lateral izquierdo, que conoce perfectamente la delicada situación económica de la entidad, ya puso muchos problemas el verano pasado, cuando llegó a manifestar de forma despectiva que a él nadie del Barça le había dicho nada de rebajas salariales. Finalmente, Jordi Alba aceptó, pero en esta ocasión no piensa pasar por el aro. El lateral, que se siente fuerte al ser titular indiscutible y tener el apoyo de Xavi Hernández, tiene contrato hasta el 2024, por lo que tiene la sartén por el mango.
El Barça no esperaba que un jugador de la casa, capitán y teóricamente referente para los jóvenes, actúe de esta manera, por mucho que lo ampare su contrato, por lo que ya ha empezado a mover hilos para intentar traspasarlo. En el club están hartos de las formas de Jordi Alba, así que el plan es encontrar un lateral izquierdo de nivel que se haga con el puesto, pasar página para conseguir que Alba acepte hacer las maletas, lo que supondría un gran alivio para la masa salarial de la plantilla.
La masa salarial, el eterno problema
El Barça había olvidado hasta hace unos días llevar a cabo más rebajas salariales. El principio de acuerdo con CVC arreglaba las cuentas a corto plazo. Todo se vino abajo cuando Javier Tebas, presidente de LaLiga, intentó incluir unos condicionantes al acuerdo, entre los que estaba renunciar públicamente a la Superliga Europea. El Barça se negó, por lo que todo volvió a la casilla de salida.
Sin tiempo para cuadrar las cuentas antes del 30 de junio, al Barça no le queda más remedio que volver a promover una adecuación salarial y los primeros damnificados, por rango, son los capitanes. Sergi Roberto ya la ha aceptado con la renovación, mientras que Piqué ha vuelto a ser el primero en afirmar que no había problema, pues su amor por el club y su conocimiento de la situación son totales.
Busquets y Alba, reacios a la rebaja salarial
El primero en poner inconvenientes fue Sergio Busquets, el primer capitán, que alega no querer bajarse el sueldo porque termina contrato en el 2023 y no piensa renovar. Lo más probable es que se retire, por lo que aplazar el pago de su ficha significaría no cobrarla nunca. Y más preocupante es el caso de Jordi Alba, pues el lateral se niega totalmente a rebajarse el salario. El lateral, molesto con el club desde la salida de su amigo Leo Messi, no va a hacer más concesiones, consciente de que la ley está de su lado.
Si Jordi Alba se niega, el Barça no va a poder hacer nada. El club, eso sí, va a hacer todo lo posible para lograr la colaboración del lateral izquierdo y, en el peor de los casos, a intentar traspasarlo donde sea, aunque sea por una cifra prácticamente testimonial.