El Real Betis siempre ha sido un equipo atractivo y con multitud de aficionados alrededor de toda la geografía española, y no solo en Sevilla. El equipo verdiblanco no solo juega de local en el Benito Villamarín, y que en todos los estadios haya camisetas béticas se explica, en parte, porque por sus filas han pasado futbolistas de aquellos que arrastran a su paso a muchos fans. Uno de esos muchos fue el brasileño Denílson. Nacido en la localidad paulista de Diadema, fue precisamente en el equipo grande su estado, el Sao Paulo, en el que empezó a brillar.

Denilson (izquierda), en uno de los muchos derbis sevillanos que vivió / Foto: Denilson

Partiendo desde la posición de extremo izquierdo, sus constantes galopadas en las que desbordaba una vez tras otra a su lateral le valieron su fichaje por el Betis, no sin polémica. Lejos de hacer un estudio exhaustivo sobre sus cualidades o de que la figura del director deportivo le presentara a su presidente una serie de motivos por los que ficharlo, fue el propio Manuel Ruiz de Lopera, mítico presidente del club que durante trece años jugó en el estadio que llevaba su nombre, el que decidió pagar 5.300 millones de pesetas, el equivalente a 30,5 millones de euros, para convertirlo en el fichaje más caro del mundo en ese momento.

Mucho ruido y pocas nueces

Su desembarco en Heliópolis fue de la mano con la dimisión de Luis Aragonés, entrenador hasta la fecha. El sabio de Hortaleza ya había advertido que no lo quería, y dos días antes de que se hiciera oficial la llegada del brasileño, renunció al banquillo. Denílson generó mucha expectación, pues se trataba de un jugador que venía de jugar el Mundial de 1998 con Brasil. Su electricidad, de​sborde y alegría no se discutió en ningún momento, pero sí que generaron muchas más dudas su regularidad y su trascendencia de cara a la portería rival.

Dos años después de fichar por el Betis, descendió a Segunda División, y salió cedido a Flamengo para volver al año siguiente, ya con el equipo de vuelta en Primera. Pasó cinco años en el Betis, con el que levantó una Copa del Rey en 2015, en el que podría haber sido su último partido de verdiblanco si lo hubiera jugado, porque lo vio desde el banquillo. Salió por la puerta de atrás al Girondins de Burdeos, que solo pagó 480.000 euros por él, lejos de los 31,5 millones que soltó Lopera siete años antes.

Se sumó al "peor equipo del mundo"

En los cuatro años siguientes casi dio la vuelta al mundo y, además de Francia, pasó por Arabia Saudí, Estados Unidos, volvió a Brasil antes de dar sus últimas carreras en Vietnam y en Grecia, donde se retiró en 2010. O eso parecía. Porque para sorpresa de absolutamente todos, en marzo de 2022, 12 años después de su teórica retirada, se anunció su fichaje por el Íbis Sport Club, autodenominado como "el peor equipo del mundo". No en vano, este club brasileño está en el Libro Guinness de los Récords por no haber ganado ningún partido en tres años y once meses, de julio de 1980 a junio de 1984.

De este hecho, el club del estado de Pernambuco ha hecho su idiosincrasia. Es un fenómeno viral de twitter, con más de 300 mil seguidores, y Denílson decidió sumarse a la Íbismania, como el usuario del twitter oficial del club. No obstante, según figura en el portal Transfermarkt, su contrato duró un día, siendo pues una operación comercial por ambas partes. No deja de ser irónico que uno de los peores fichajes de la liga española, por lo que se invirtió por él, acabó luciendo la camiseta (por lo menos en una foto) del peor equipo del mundo.