El Barça no ha podido obrar el milagro en Munich y no sólo no ha podido ganar el partido, sino que ha vuelto a demostrar que es un equipo infinitamente inferior al Bayern y a todos aquellos que realmente luchan por ser el mejor equipo de Europa. El marcador final (3-0) es sólo un reflejo de la distancia sideral entre unos y otros, y casi todos nos marchamos con la sensación que el Bayern, si hubiera necesitado volver a marcar ocho goles, lo habría hecho. Así, el Barça ha dicho adiós a la Champions League y jugará la Europa League por primera vez en su historia.

Un cuarto de hora de ilusión

El inicio de partido, dónde Dembélé percutía por banda izquierda y ponía centros que no remataba nadie, pero que llevaban sensación de peligro, han sido un simple espejismo. Además, desde el inicio de la noche ya se ha demostrado que el Barça no podía confiar que el Dinamo de Kiev puntuara en Lisboa, y en el minuto 22 el Benfica ya ganaba por dos goles a cero.

Dembélé ha sido el único que ha generado cierto peligro en la primera parte / EFE

Con la mirada puesta únicamente en el Allianz Arena, han empezado a llegar las malas noticias. A la media hora de juego, Jordi Alba se marchaba lesionado y dejaba su sitio a Mingueza, que desde que ha entrado en la banda izquierda ha sido una autopista para que Coman hiciera y deshiciera como quería.

La realidad no ha tardado en llegar

Y sólo cuatro minutos después del cambio, la primera cura de humildad en forma de gol. Thomas Müller ha aprovechado la pasividad defensiva de Mingueza para rematar de cabeza un centro de Lewandowski y Araujo, a pesar de tirarse de forma acrobática ha rechazado la pelota cuando ya había traspasado la línea de gol. Todavía antes del descanso, un latigazo de Sané ha entrado por el medio de la portería de Ter Stegen, que en esta jugada ha sido parte clave para que los bávaros ganaran 2-0 al descanso.

Lenglet lucha con Lewandowski, que acabó sin marcar / EFE

Todo el mundo tenía claro que el Bayern en ningún momento bajaría el pie del acelerador, y ya en los dos minutos de la segunda parte han perdonado un gol cantado, pero ni este aviso serviría al Barça para evitar que el adolescente Musiala, de 18 años, marcara a placer el tercero cuando todavía quedaba media hora de juego.

El Bayern habría podido hacer sangre, pero Nagelsmann ha decidido dar entrada a jóvenes de la cantera como Nianzou o Tillman, retirando del partido a Lewandowski, por ejemplo, que se ha quedado sin marcar. Los minutos iban pasando y lo único que podía desear al Barça era que los alemanes no marcaran ninguno más, y por muy extraño que parezca, la mejor noticia de la segunda parte es que el partido sólo ha acabado 3-0.

La derrota no es sólo deportiva

Pero lo que ha sufrido el Barça en Munich no ha sido sólo una derrota deportiva. Esta es dura, y humillante, teniendo en cuenta que los blaugrana no quedaban eliminados a la fase de grupos desde la temporada 200/01, pero la derrota económica hipoteca el presente y también el futuro.

A Xavi Hernández se le complica el fichaje de Ferran Torres / EFE

Por no haber accedido a las eliminatorias, el club dejará de ingresar una cantidad que ronda los 20 millones de euros, una cantidad con la cual Joan Laporta contaba para poder invertir en este mismo mercado de invierno en un fichaje prioritario para Xavi Hernández. Y este es Ferran Torres.

El atacante del City lo tenía bastante adelantado con el Barça, y el club citizen parecía estar dispuesto a aceptar un pago fraccionado si los blaugrana depositaban este invierno unos 30 millones. Pero sin este ingreso a causa de la eliminación, todo se complica mucho más.

 

Imagen principal: Xavi Hernández, desesperado durante el partido del Barça en Munich / EFE