Un despiste monumental de Juanpe y Gazzaniga condena al Girona ante el Mallorca (2-1) y se aleja de las posiciones europeas. Van de Beek adelantaba a los catalanes con una excelsa volea antes del 10', pero pocos minutos después empataba un Larin en modo MVP. Mucha incomodidad de un equipo de Míchel que, a pesar de contar con un jugador más desde el minuto 30, se ha mostrado incapaz de generar peligro durante todo el partido. Larin, en el 50,' aprovechando un malentendido mayúsculo entre el central español y el portero argentino, anotaba el doblete definitivo para acercar al Mallorca a la Champions y borrar al Girona de Son Moix.
Intercambio de golpes y de goles en los primeros compases
Históricamente, los enfrentamientos entre estos dos equipos concluyen con marcadores pobres -a excepción del festival de la temporada pasada en Montilivi-. Para romper con la dinámica, el partido empezaba con unos primeros compases con mucha intensidad, pero sin un dominador claro. El Girona, como de costumbre, buscaba sacar la pelota jugada desde detrás, pero los bermellones se lo dificultaban. En el 7', y sin que hubiera ninguna ocasión ni ningún disparo previamente, se adelantaba el conjunto rojiblanco después de una colosal volea de Van de Beek a la altura del punto de penalti después de un centro desde la izquierda de Miguel que chocaba con la cabeza de un rival antes del golazo. Primer tiro del partido y primer gol.
Gol e intercambio de papeles. Los de Jagoba Arrasate eran los dominadores de la pelota, mientras que los catalanes defendían en un bloque bajo-medio. Solo cinco minutos después respondía el Mallorca. Muriqi hacía una pasada de la muerte a Larin demasiado larga a la que el delantero canadiense no llegaba a rematar un gol cantado. Apretaba el Mallorca, que encontraba el premio con el empate, a través de las botas del '17' en un contraataque de manual entre los dos delanteros locales, que estaban haciendo mucho daño a la defensa débil gerundense.
El Mallorca se queda con 10, en un primer acto gris y trabado
Al Girona le faltaban ideas más claras en ataque, pero tampoco sufría en exceso en la portería de Gazzaniga. No era un partido muy vistoso, pero tampoco había demasiadas faltas ni interrupciones. Hasta la media hora de juego, momento en el que Hernández Maeso, a instancias del VAR, expulsaba al delantero kosovar después de una entrada criminal a la tibia de Bryan Gil. Entrenador, jugadores y aficiones se enredaban en las protestas que comportaban más tarjetas amarillas y menos fútbol.
Pasaban muchas cosas en el terreno de juego, menos ocasiones de gol. De hecho, los locales con un hombre menos jugaban mejor ante un Girona que sufría en defensa. Podría haber llegado el 2-1 con un remate de cabeza de Larin en el 36' en el interior de la pequeña que se marchaba por bien poco por encima del travesaño. Se desataba la euforia en Son Moix, ante la desesperación de Míchel, que no encontraba la fórmula para atravesar la defensa bermellona. El Mallorca acababa muy bien la primera parte y los visitantes, de más a menos, pedían a gritos el descanso.
Despiste monumental del Girona a la salida de los vestuarios
El segundo acto empezaba con una oportunidad que enviaba Arnau Martínez a las nubes, solo en el segundo palo, después de una buena asistencia de Danjuma. Del posible 1-2 al 2-1 solo unos según después, con una pifia enorme entre Juanpe y Gazzaniga que no se entendían en un pase impropio del central y la lentitud del argentino condenaban al Girona. Tres disparos a puerta y tres goles, máxima eficacia de los dos equipos.
Los 15.866 espectadores presentes en el estadio disfrutaban de lo lindo con su equipo, que estaba en inferioridad, ante un Girona irresponsable en defensa e inofensivo en ataque. Misehouy, Stuani, Abel Ruiz e Iván Martín eran las piernas frescas por las que apostaba el entrenador madrileño para afrontar la última media hora de partido.
Todo el arsenal ofensivo del Girona no encuentra el premio
Un último cambio de Portu por Oriol Romeu ejemplarizaba el posicionamiento de "todos al ataque" del conjunto gerundense, que no se traducía en ocasiones claras de gol. Precisamente, un testarazo de cabeza del exblaugrana y un disparo frontal de Abel Ruiz eran las pocas aproximaciones de las que contaban los rojiblancos, hoy vestidos de lila. Pasaban y pasaban los minutos sin que el Girona consiguiera penetrar el muro bermellón. No se notaba en absoluto la superior numérica visitante y eran incapaces de generar peligro. Centros, córners y posesión para un Girona que dormirá a la media tabla y encadena ya 6 partidos sin ganar, 3 de los cuales en LaLiga EA Sports.