Finlandia debutará esta tarde en una Eurocopa (18h). Tras quedarse fuera en los 15 primeros intentos, el conjunto finés logró por fin su objetivo de llegar a una fase final.
Y los Huuhkajat debutarán ni más ni menos que contra Dinamarca, país del cual formó parte a finales del siglo XIV, tras la denominada Unión de Kalmar, una unificación que duró más de 100 años y que se acabó rompiendo por las aspiraciones de Suecia de tener más control de su zona de influencia.
La unificación de los reinos del Norte en uno solo
A lo largo del siglo XIV, los diferentes reinos escandinavos que dominaban el norte de Europa fueron buscando la forma de crear una unión entre ellos para defenderse de posibles amenazas externas. En aquellos tiempos, los reinos de Dinamarca, Suecia y Noruega eran débiles, a lo que había que añadir la amenaza constante en temas comerciales que suponía la Hansa, la liga de ciudades comerciales del Norte de Alemania, que controlaba con mano de hierro el comercio del mar Báltico. El objetivo, pues, era controlar el comercio del Mar Báltico y del Mar de Norte y hacerse con el dominio del estrecho de Sund.
Como era habitual, este tipo de uniones se forjaron a base de matrimonios pactados. Tras varios enlaces, el definitivo fue el que unió a la Margarita I, reina de Dinamarca y de Noruega, con Haakon VI, rey de Suecia, territorio que en aquellos momentos también dominaba Finlandia. Fue la denominada Unión de Kalmar, con la que la Reina Margarita, danesa, pasó a ser la gobernante de las actuales Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia e Islandia, además de Groenlandia y las Islas Feroe.
El fracaso de la Unión de Kalmar
A pesar de que en un primer momento la unificación funcionó, la influyente aristocracia sueca, recelosa del dominio danés y considerándose perjudicada por la unión, luchó para que derrocar al nuevo reinado, un período que duró más de 100 años, provocando un seguido de revueltas que acabó con su disolución. Tampoco hay que olvidar que la Unión también sufrió boicots externos, pues la liga Hanseática no cejó en su empeño de sabotearla.
En 1523, Gustavo Vasa fue nombrado rey de Suecia, y de Finlandia. Al otro lado quedaron Dinamarca y Noruega, que se mantuvieron unidas hasta 1814, cuando se separaron tras firmar el Tratado de Kiel.