El comunicado de la UEFA anunciando una hora después del desplome de Eriksen que el Dinamarca-Finlandia se reprendía el mismo sábado a las 20.30 h causó una gran extrañeza.

Mientras el mundo del fútbol seguía en shock, pendiente del estado de salud del 10 de Dinamarca y preguntándose si se disputaría o no el Bélgica-Rusia de las 21h, el anuncio cogió a todo el mundo a contrapié. La UEFA se apresuró a informar que Christian Eriksen estaba consciente y estable y que había sido el propio jugador el que había pedido a sus compañeros terminar el partido.

El Dinamarca-Finlandia se terminó, con victoria histórica visitante, un resultado que nunca se sabrá si estuvo condicionado por el susto previo, aunque es evidente que los jugadores no estaban en las condiciones necesarias, como demuestra el hecho de que Kjaer, el capitán danés, tuvo que ser sustituido al no encontrarse bien, o que a día de hoy varios miembros de la plantilla están teniendo que recibir ayuda psicológica para superar un hecho traumático.

Momento en el que Eriksen está siendo atendido tras caer desplomado / EFE

Las opciones que planteó la UEFA: jugar el sábado a las 20.30h, el domingo a las 12h o perder 3-0

Las dudas sobre la actitud de la UEFA fueron creciendo tras la rueda de prensa de Kasper Hjulmand, el seleccionador de Dinamarca, que explicó que las opciones fueron reprender el partido esa misma tarde o el día siguiente a las 12 del mediodía. "Era mejor jugar en estado de shock que hacerlo en estado de shock y sin haber dormido en toda la noche", afirmó.

Y esta misma explicación ha dado el histórico Peter Schmeichel, portero campeón de Europa con Dinamarca en 1992, y padre del actual portero del equipo, Kasper Schmeichel. "La UEFA dio 3 opciones: jugador los últimos 50 minutos de seguida, jugar el día siguiente a las 12 o renunciar al partido y perderlo 3-0".

La realidad, pues, es que la UEFA coaccionó todo lo que pudo a Dinamarca para jugar el partido lo antes posible, no fuera que todo su plan de 3 partidos al día se viera en peligro.

El exportero del Manchester United, muy crítico con la actitud de la UEFA, ha explicado además lo que se vivió en el Parken Stadium de Copenhague. "Mi hijo me ha explicado que fue corriendo hacia la mujer de Eriksen porque ella pensaba que estaba muerto".

La UEFA y su reincidente falta de empatía

Esta no es la primera vez que la UEFA muestra una preocupante falta de empatía. La más tristemente recordada se produjo en 1985, en la final de Heysel. Antes del Liverpool-Juventus, una avalancha provocó la muerte a 39 aficionados, mientras que otros 600 resultaron heridos. El partido, sin embargo, se disputó, ante la vergüenza del mundo entero.

Y la UEFA volvió a dar vergüenza la noche del 11 de septiembre de 2001, el día de los atentados de Nueva York. Aquella noche había jornada de la liguilla de la Champions y, pese a la petición de varios clubes, la UEFA obligó a su disputa, limitándose a promover un minuto de silencio en los estadios. 

Y este lamentable hecho se repitió el 11 de marzo de 2004, el día de los atentados de Madrid. El Barça jugaba un partido en Glasgow, contra el Celtic, e hizo todo lo posible para que el duelo se aplazara, pero el máximo organismo del fútbol europeo fue inflexible. "Hemos solicitado a la UEFA la suspensión del encuentro, pero la UEFA ha considerado que el partido debe jugarse", explicó Joan Laporta.

 

Imagen principal: los jugadores de Dinamarca, en estado de shock mientras los servicios médicos están tratando a Eriksen / Europa Press