El Real Madrid se adjudicó el primer asalto del derbi de los octavos de final de la Champions League (2-1). Aunque en líneas generales fue un partido con mucho respeto de parte de los dos equipos, el conjunto de Carlo Ancelotti salió ganador gracias a dos dianas espectaculares, la primera de Rodrygo en el minuto tres y la segunda de Brahim Díaz. Ahora bien, la eliminatoria todavía no está decantada, ni mucho menos. El gol de Julián Álvarez, una genialidad desde fuera del área, da mucha vida a un Atlético que siempre se hace fuerte en casa. Así, en este duelo de ida no faltaron golazos, pero tampoco polémica arbitral, una tónica recurrente de todos de los últimos derbis.

El Atlético de Madrid reclama fuera de juego en el gol de Brahim...

Un partido entre el Real Madrid y el Atlético siempre es muy caliente, más todavía si es de Champions League. Los nervios son omnipresentes y cada jugada es analizada con lupa. Aparentemente, parecía haber sido un partido tranquilo para el árbitro Clément Turpin, pero la afición del conjunto colchonero ha estallado reclamando dos acciones que han perjudicado claramente a su equipo. La primera de ellas, un fuera de juego posicional de Vinícius en el gol de Brahim Díaz que selló la victoria blanca.

En el momento en que el delantero español del Real Madrid ejecuta el remate final, el '7' blanco está en posición avanzada. Aunque no llega a tocar la pelota, sí que representa un obstáculo en la visión de Jan Oblak. Por lo tanto, tal como dicta el reglamento, sería fuera de juego. En el momento de la jugada, ningún futbolista del Atlético pidió anular la diana, pero tendría que haber sido el VAR quien tendría que haber intervenido, avisando al colegiado principal e invalidando posteriormente el gol.

... y una expulsión de Asencio

Por otra parte, la afición del Atlético de Madrid reclama también una expulsión perdonada a Asencio en la segunda parte. Cuando el resultado ya estaba 2-1, Julian Álvarez se marchaba solo en dirección a portería por banda izquierda. El joven central blanco, que era el último hombre, paró al delantero argentino con un agarrón que, a ojos del árbitro, no se saldó ni siquiera con falta. Es cierto que todavía estaba lejos del área de Courtois, pero era una jugada prometedora. En el mejor de los casos podría ser amarilla. La decisión de no pitar falta fue del todo inexplicable.