Michael Jordan, Magic Johnson, Larry Bird, Karl Malone, John Stockton, Scottie Pippen, Patrick Ewing, Chris Mullin, David Robinson, Charles Barkley, Clyde Drexler y Christian Laettner (universitario). Estos doce nombres podrían ser los de un equipo del All-Star de la NBA al principio de los años 90 pero decidieron unirse para competir en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 en representación del baloncesto de los Estados Unidos.
Era un equipo formado por las grandes estrellas del momento de la mejor liga del mundo. Un equipo que costó confeccionar pero que unió voluntades para conseguir la medalla de oro. Eran los primeros Juegos abiertos a jugadores de la NBA. Chuck Daly, entrenador de Detroit, fue el encargado de confeccionar y dirigir una plantilla que llegaba a Barcelona con la condición de favorito indiscutible. El baloncesto americano y el europeo guardaba muchas diferencias y los rivales idolatraban a los Jordan, Magic y compañía.
La única duda que podían tener los norteamericanos era si un grupo de estrellas sería capaz de sacrificarse para transformarse en un equipo. Y en su primer partido de preparación lo demostraron. En un torneo celebrado en Portland, los Estados Unidos derrotaron a Cuba por 79 puntos de diferencia (136-57). Canadá, Panamá, Argentina y Puerto Rico también sufrieron la voracidad de un grupo de jugadores que se divertía corriendo y saltando sobre el parquet.
Un día después del encendido del pebetero llegó el 'encendido' del 'Dream-team', nombre con el que se recuerda a aquel equipo olímpico. 116-48 contra Angola en su debut oficial y 103-70 contra Croacia en el segundo partido. El público de Barcelona confirmó en primera persona las noticias que llegaban de los Estados Unidos: nadie podía frenar aquella unión de talento. Por el camino derrotaron a Alemania, Brasil, España, Puerto Rico y Lituania antes de plantarse en la final, otra vez contra Croacia.
El último partido no escondió sorpresas. El Palau d'Esports de Badalona era consciente de que estaba presenciando historia del deporte. La victoria del 'Dream-team' por 117-85 consagró a un equipo que eligió los Juegos del 92 para demostrar al mundo que nadie les podía hacer sombra. El mismo Michael Jordan aseguró, con la medalla de oro colgada del cuello, que el mérito de aquella selección era haber respondido a las altísimas expectativas que había generado: "Fuimos capaces de hacer todo lo que la gente esperaba de nosotros y tuvimos la posibilidad de crear un equipo que no habríamos imaginado ni en sueños".
18 años después, el equipo que dominó el baloncesto olímpico entró por la puerta grande en el 'Hall of Fame' de la NBA. Un reconocimiento merecido a unos jugadores que catapultaron el baloncesto a una dimensión desconocida hasta el momento.