Este curso es el segundo que vive Eduardo Camavinga como futbolista del Real Madrid. El centrocampista francés recaló en el Santiago Bernabéu a última hora del verano de 2021, por 31 millones de euros siendo un adolescente de 18 años. Pero, por ese entonces, ya había dejado los suficientes destellos de calidad con el Rennes francés como para pensar que llegaba a Madrid para formar parte del fondo de armario. Camavinga es un talento precoz, que con 16 y 17 años ya tenía muchos focos encima, y su ambición es enorme.
Eduardo Camavinga siempre quiere jugar más
Por eso, pese a tener el año pasado a jugadores por delante más que consolidados como Casemiro, Kroos y Luka Modric, Camavinga quería jugar. Estaba ansioso por enfundarse la camiseta del Real Madrid, y siempre que lo hacía daba señales de una ansia desmedida. Un exceso de ímpetu, muchas veces acompañado de tarjetas amarillas innecesarias, hicieron que Ancelotti tuviera mucha cautela con él. Aunque su talento es innegable, tiene que moderar ciertos aspectos de su juego para que pueda jugar de forma regular en el Real Madrid.
Y esta temporada está siendo parecido. Pese a la salida de Casemiro, quién está ocupando su lugar es Aurélien Tchouaméni, que demuestra estar mucho más maduro que él. Es cierto que Camavinga ha tenido minutos en absolutamente todos los partidos de lo que va de temporada en el Real Madrid, pero según explica Superdeporte, tampoco está contento. Camavinga pensaba que sería más importante, pero partidos como el del Leipzig le hacen ver que no.
Nunca juega los partidos enteros con Carlo Ancelotti
Empezó como titular en el sitio habitual de Toni Kroos, formando parte de las rotaciones que incluyó Ancelotti para no acumular demasiados minutos en las piernas de futbolistas importantes y veteranos como el alemán. Pero el Madrid firmó una primera parte muy floja, y el inicio de la segunda fue casi peor, y solo la falta de definición del Leipzig mantenía el partido sin goles. Cuando Ancelotti movió el banquillo, dando entrada a un Asensio que acabaría marcando, el sacrificado fue Camavinga, que salió del encuentro en el 64.
De los partidos que ha jugado como titular, en todos ellos ha sido sustituido, y no es por un tema físico, pues el francés tiene 19 años y es un portento. Así pues, la confianza entre ambas partes está un poco deteriorada. Una de las grandes virtudes de Ancelotti como entrenador es la gestión del vestuario, y tendrá que volver a demostrarlo.