La Kings League, la liga de streamers organizada por Gerard Piqué, cerró el pasado domingo su primer split con la Final Four celebrada en el Camp Nou. Fue un éxito absoluto, con más de 92.000 personas en las gradas y picos de audiencia que superaron los 2 millones de espectadores. El fenómeno, que creció como una bola de nieve desde su inicio, no tardó en generar el debate sobre si la Liga española, como espectáculo aglutinador de masas, estaba en peligro. "Como circo me gusta, pero no es comparable con la industria del fútbol", afirmó Javier Tebas, una opinión que Piqué no desaprovechó para crecer todavía más, tratando la Kings League como un circo e incluso haciendo aparecer a un jugador sorpresa disfrazado de payaso, el jóker, que resultó ser el kun Agüero.
Piqué no tardó en sacar pecho diciendo que la Kings League sería mucho más abierta que el fútbol profesional actual. Puso cámaras y micros a los árbitros y, teóricamente, abrió la competición a prácticamente todos los medios de comunicación. La lucha, aunque fuera de forma indirecta, parecía encaminada a ser entre la Kings League y la LFP. Se compararon audiencias, la atracción que generaba entre los jóvenes ambas competiciones e incluso la capacidad para generar espectáculo. Mientras, de forma silenciosa, el que estaba saliendo perjudicado era el fútbol territorial.
El fútbol territorial, perjudicado por la Kings League
Desde un primer momento se supo que la base de los equipos de la Kings League se conformó con jugadores del fútbol territorial catalán. La competición organizó un draft para elegir a los jugadores. Primero pasaron unas pruebas de unos técnicos, que hicieron la criba, para que después los presidentes escogieran por orden. Como es lógico, entre los amateurs que más destacaron estaban los futbolistas que entrenan y juegan en el fútbol regional, jugadores con mejor formación que aquellos que no lo hacen. Clubes como el Rubí, el Sants, el Tordera, el Júpiter o el Sarrià vieron de un día para otro como futbolistas de sus plantillas querían compaginar el club con la nueva competición de Piqué. Todo era nuevo y se desconocía que repercusión tendría.
Cada club llegó a los acuerdos pertinentes con sus jugadores para amoldarse a la nueva situación. En la mayoría de los casos se decidió compaginar ambas actividades. El 'problema' es que el impacto de la Kings League provocó que algunos de estos jugadores, que no dejaban de cobrar solo 75 euros por partido de la nueva competición, se convirtieron de un día para otro estrellas de una Kings League que ya rozaba el millón de espectadores en los directos. Y llegó la gran final y con ella el detonante de un problema que se había ido acrecentando. Cristian Ubón, jugador del Sants, de la Tercera RFEF y, al mismo tiempo, del Barrio, decidió no jugar con su club, por la mañana, para participar en la FInal Four del Camp Nou, por la tarde. Su club, que lucha por no descender y que tenía varias bajas, se la jugaba contra el Vilafranca y acabó perdiendo por un gol en el descuento. Mientras, Ubón ganaba la Kings League y se convertía en la gran estrella de la final. "El jugador podía haber jugado por la mañana y después haber ido al Camp Nou. Nosotros debemos defender el fútbol catalán y el fútbol de base. La Kings League está muy bien, pero estaría mejor que estas ideas sirvieran para ayudar al fútbol base", afirmó Joan Forcadell, presidente del Sants, en la Cadena SER. Ubón avisó al entrenador del Sants de que no iba a jugar el día antes, y con un WhatsApp, un hecho que hizo estallar al club barcelonés. Finalmente, ambas partes han decidido romper su vínculo, aunque el daño ya estaba hecho y el debate encima de la mesa.
Se teme una bola de nieve
A este debate se añade otro que ya hace días que circula por las redes sociales. ¿Los jugadores deben cobrar más de 75 euros por partido viendo el éxito de la competición?. Tal y como afirmó el pasado martes Ibai Llanos en un directo, Piqué anunció en la cena de despedida que los jugadores, parte fundamental del espectáculo, cobrarán más a partir de ahora. El propio Ibai, sin embargo, puso el dedo en la llaga, ya que si esta cantidad es excesivamente elevada, por muy justa que sea teniendo en cuenta lo que generan, podría ser una auténtica bomba para el fútbol territorial. Y es que muchos jugadores preferirán centrarse en la Kings League, ya que ganarían notoriedad pública y un salario interesante, antes que formar parte de clubes en los que cobran poco. Además, cuando toque buscar nuevos futbolistas, abrir un nuevo draft, el alud de peticiones se prevé gigantesca. "La Kings League es una amenaza. Tú planificas la temporada contando con unos jugadores, y a media competición te quedas con menos. En nuestro caso, además, eran la columna vertebral. Estamos hablando de un jugador por línea, y eran jugadores que entendemos que tenían que ser importantes para el equipo", afirma Josep Alsina, presidente del Tordera, club que se ha llegado a quedar sin 4 jugadores, además del segundo entrenador.
Gerard Piqué ya ha afirmado que se intentará buscar la fórmula para que todo encaje, aunque parece complicado que la Kings League no vaya a afectar al fútbol territorial. A la competición rebelde que nació para hacer frente al conservadurismo del fútbol profesional le ha surgido un problema imprevisto, un efecto bumerán de futuro incierto, y en la el pez grande es ella.