Cristiano Ronaldo tenía muy claras dos cosas después de escuchar el silbido final contra el Liverpool: sabía que había ganado su quinta Champions League y que no aparecería en ninguna portada. Ronaldo, sobre el mismo césped del estadio Olímpico de Kiev, decidió ser protagonista y puso en duda su continuidad: "Ya hablaremos del futuro. Ha sido muy bonito jugar en el Real Madrid".
Estas declaraciones a beIN Sports supusieron una jarra de agua fría para todo el madridismo, que no sabía si llorar de alegría por la decimotercera Copa de Europa o de tristeza porque su mejor jugador parece decidido a hacer las maletas. "No puedo asegurar nada y no me esconderé. Responderé a la pregunta de mi continuidad en los próximos días... La vida no es sólo gloria", añadió Ronaldo.
Nadie daba crédito a las palabras del delantero portugués. Compañeros, directivos y Florentino Pérez emplazaban a Cristiano a justificar un comportamiento infantil. Sin embargo, se niegan a perderlo: "En ningún sitio estará mejor que aquí".
Ronaldo tiene contrato con el Madrid hasta el 2021, pero eso no parece un impedimento para un jugador habituado a flirtear con la puerta de salida, casi siempre para exigir una mejora salarial. La celebración de la Champions, la tercera consecutiva del Madrid, no sirvió para calmar unos ánimos que volvieron a reventar en la zona mixta.
"Esto ya viene de lejos y no es una cuestión de dinero", continuó delante de los periodistas. "No era el momento adecuado, pero he sido honesto y no me arrepiento", reconoció después de ver cómo Gareth Bale, que sólo jugó treinta minutos, recogía el premio que le acreditaba como jugador más valioso de la final.
El show de Cristiano también tuvo la tradicional dosis de egocentrismo. Ronaldo, autoproclamado mejor jugador de la historia, propuso renombrar la competición: "Tendría que llamarse CR7 Champions League". Además, quiso reivindicar sus 15 goles: "¿Quién ha sido el mejor goleador de esta Champions? ¿Quién tiene más Champions y más goles?".
El discurso de Ronaldo fue evolucionando y en algunas respuestas intentó deshacer el camino que había empezado a trazar sobre el césped. "No quiero borrar este momento único, con mis compañeros que son unos campeones", dijo antes de recordar que "en una semana diré algo porque la afición siempre me ha dado apoyo y está en mi corazón".
El madridismo no ha digerido bien las palabras de su estrella, que tendrá que encontrarse con Florentino, a quien no tiene "nada que decir", para buscar una solución a una situación que amenaza con enquistarse antes del Mundial.
A las palabras de Cristinao también se añadieron las de Bale, bigoleador de la final. "Necesito jugar cada fin de semana y me tengo que sentar con mi agente este verano para hablar", dijo en BT Sport. Una queja que parece trasladarse a las redes sociales.
Las estrellas empiezan a hacer cola en las oficinas del Santiago Bernabéu. ¿También estará Neymar?