Elena Rybakina ha entrado en la historia de los Grand Slam después de superar a la tunecina Ons Jabeur (3-6, 6,2 6-2) en la final de Wimbledon. La jugadora, nacida en Rusia pero que compite desde 2018 bajo la bandera de Kazajistán, lo que le ha permitido salvar el veto a los rusos en el Grand Slam británico, ha anulado a su rival con un servicio muy poderoso y una madurez difícil de ver en una jugadora que nunca había llegado a la final de un Grand Slam.

Jabeur empieza dominando con facilidad

Después de seis partidos y dos semanas de mucha tensión y del mejor tenis posible en la alfombra verde del All England Tennis Club, una y otra ya habían presentado sus argumentos más que sólidos para llevarse el Grand Slam británico. El talento desbordante de Jabeur, número 2 del mundo, se ha medido las fuerzas contra la apisonadora que tiene Rybakina, número 23, en su brazo derecho.

Y desde el inicio, eso se ha trasladado a la pista. Pero aunque ha empezado sirviendo bien, los nervios de verse por primera vez en una final de Grand Slam han hecho acto de presencia. Rybakina ha perdido su servicio en la segunda oportunidad, y Jabeur ha empezado a desplegar todo su juego. La tunecina, primera africana y primera árabe en plantarse en una final de Grand Slam, ha puesto la directa y, aprovechando que el servicio de su rival no se estaba mostrando tan temible como durante toda la competición, ha conseguido cerrar el primer set con mucha facilidad.

Rybakina se saca de encima la presión y empieza a brillar

Jabeur se divertía mientras para Rybakina cada punto era un suplicio, y así lo demuestra el 6-3 que acercaba Jabeur a su tercer título de la temporada, después de ganar en Madrid y en Berlín. Y cuando se podía pensar que Rybakina claudicaría ante la clara inferioridad mostrada en la primera manga, ha sido todo lo contrario. Se ha sacado toda la presión de golpe, ha empezado a enviar sus potentísimos servicios dentro de la pista, y a Jabeur le han entrado todos los miedos del mundo.

El segundo set ha empezado con un break a favor de la jugadora de Kazajistán que ha servido como preludio de lo que sería todo el resto del periodo. El partido parecía otro, y si antes era Jabeur quien conseguía imponer su juego, ahora era Rybakina quien se hacía fuerte al servicio. Después de salvar tres puntos de break para ponerse 3-1, ha roto el servicio de Jabeur y ha acabado cerrando el set con un juego en blanco que significaba el 6-2 y enviaba la final de Wimbledon al tercero y definitivo, donde ha mandado claramente la inercia ganadora de Rybakina en el segundo set.

Jabeur desperdicia tres bolas de break y Rybakina cierra la final

Y es que ha empezado de la misma forma. Break para empezar, lo confirma al servicio y todo se pone mucho más de cara. A Jabeur se le ha borrado de golpe la sonrisa, y ha empezado a desesperarse. No obstante, se mantenía en el partido porque aguantaba con el servicio, y se le ha presentado una oportunidad inmejorable para volver a poner la igualada.

Con 3-2 en contra y Rybakina al servicio, la tunecina se ha puesto 0-40, con tres puntos de break, pero Rybakina se ha mostrado con una madurez impropia de sus 23 años para resistir como lo que ha acabado siendo, una campeona. Salvado este momento crítico, Jabeur ha bajado los brazos, ha cedido otro break y ha acabado claudicando ante la tenista nacida en Rusia pero que, desde el 9 de julio de 2022, se ha convertido en la primera jugadora que, representando a Kazajistán, es ganadora de un Grand Slam.

 

Imagen principal: Elena Rybakina celebra un punto contra Ons Jabeur / Foto: EFE