Las debacles en la Champions League y en el Santiago Bernabéu va a traer consecuencias. El enfado en la cúpula directiva del Barça es enorme, pues se considera que la plantilla no ha respondido como se esperaba al enorme esfuerzo que ha llevado a cabo la entidad. El club ha hipotecado su futuro para hacer realidad el proyecto, para fichar todo lo que Xavi Hernández había pedido, y la respuesta ha sido la eliminación prematura de la Champions League y un partido de equipo pequeño contra el Real Madrid.
La decepción con ciertos jugadores es grande. Se está hablando mucho de Piqué, de Sergi Roberto o de Sergio Busquets, se está apuntando a los veteranos, pero hay dos jugadores que han tenido la confianza total de Xavi Hernández que han desaparecido. Son Dembélé y Raphinha, que en los momentos clave no han dado la talla. Ser extremo en el Barça conlleva mucho más.
Dembélé, eterna promesa de 25 años
Con Dembélé ya llueve sobre mojado. Nadie duda que tiene una calidad innata para jugar a fútbol, para regatear a tantos rivales como quiera y para irse en velocidad. El problema es que no entiende el juego, la pizarra, además de errar dramáticamente a la hora de tomar decisiones. Eso le lleva a centrar cuando no toca o a enmarañarse en acciones individuales cuando la jugada pide pasar el balón con rapidez. Contra el Inter de Milán marcó el 1-0, pero completó un partido pésimo, y lo mismo en el Santiago Bernabéu.
Después de un año de duras negociaciones, con amenazas de irse gratis y de exigir contratos de megacrack, Dembélé acabó aceptando la renovación a la baja. En el club siguen pensando que las ofertas que su representante aseguraba tener jamás existieron, por lo que se aceptó ponerle una cláusula de solo 50 millones de euros, de los que la mitad irían a su bolsillo. En el Barça saben que el PSG sigue pendiente de Dembélé y en estos momentos estarían encantados con recibir el dinero por un extremo que, desgraciadamente, no tiene pinta de ser jamás una estrella vestido de blaugrana.
Decepción con Raphinha
El otro señalado es Raphinha, que poco a poco ha ido bajando su nivel. Empezó muy bien, siendo incisivo y aparentando un gran entendimiento con Dembélé, lo que llevó a Xavi a apostar porque los dos jugaran juntos cuando teóricamente tenían que competir por una posición en el extremo derecho.
El problema es que Raphinha ha desaparecido con la llegada de los partidos importantes, lo que ha generado muchas dudas. Quizás el brasileño no es tan bueno como se esperaba, pues ha tenido muchas oportunidades para demostrar mucho más. La suerte del jugador es que Ansu Fati sigue sin recuperar su mejor versión. En el caso de Raphinha se le va a seguir dando confianza, aunque las dudas cada vez son más grandes.