España no es de atajos. Ha quedado más que claro. No se podía tener un camino más complicado para presentarse en el escenario en el que está ahora y, despacito y con buena letra, los de Luis de la Fuente han ido demostrando su firme candidatura para proclamarse campeones de esta Eurocopa de Alemania 2024.

El grupo de la muerte, una mera anécdota

Debutar contra Croacia con un apabullante 3-0 ponía el famoso grupo de la muerte muy de cara para España. La selección ajedrezada era, junto con Italia, la vigente campeona, la llamada a amargarle la primera fase a la selección española. En su primer partido, España demostró, no solo una efectividad de equipo grande, sino una solidez y una madurez que seguramente era la gran duda a disipar de un bloque tan renovado con respecto a las últimas generaciones.

El acento francés de la pareja de centrales, la duda de Cucurella o Grimaldo o el descaro y juventud de los extremos eran focos de debate, pero poco tardó en desaparecer cualquier tipo de duda con el rendimiento de los integrantes de un once que ha estado claro desde el primer día. España ha superado todas las expectativas. Propias e incluso de los rivales. Pero es que nadie esperaba que Lamine Yamal y Nico Williams fueran el principal aliciente de esta Eurocopa.

Lamine Yamal y Nico Williams, celebrando el pase a la final de la Eurocopa / Foto: Europa Press

A sus 21 y 16 años — ahora ya 17 recién cumplidos por parte de Lamine — España dejó en una mera anécdota el grupo de la muerte. En el debut llegó la primera de las tres asistencias que suma ya en el torneo el nuevo fenómeno del Barça, mientras que la victoria ante Italia (1-0) fue una auténtica exhibición del extremo navarro para dejar a punto de caramelo el pase, sellado posteriormente contra Albania con pleno de victorias (0-1).

Georgia, la anfitriona y la tan temida Francia, ni más ni menos

Y si en el Grupo B se juntaban 3 de las selecciones más potentes del torneo, en el lado del cuadro donde quedaba España no hacía mejor cara. El equipo tuvo que superar a Georgia en los octavos (4-1) y lo hizo con autoridad y brillantez, y es que necesitaba armarse de valor para hacer frente a lo que llegaría posteriormente.

Pasar de cuartos de final era prácticamente autodestinarse a ganar la Eurocopa. Jugar contra Alemania, ante su gente, y ganar de la manera que se hizo tenía connotaciones sobrehumanas, como si alguien hubiera escrito la historia a la que Mikel Merino puso punto y final en el 119'.

Mikel Merino, celebrando su gol a los cuartos de la Eurocopa / Foto: EFE

Días después, llegaba la tan temida Francia. El conjunto galo venía desplegando un fútbol pobre durante todo el torneo, pero los jugadores que tiene Deschamps en plantilla pueden liarla de la nada y, de hecho, así lo hicieron. España empezó perdiendo, pero de nuevo la pareja de la Eurocopa, Nico Williams y Lamine Yamal, de la misma manera que se turnan para beber agua, también se turnan para culminar actuaciones estelares. Si bien el del Athletic estuvo especialmente fino contra Italia o contra Georgia, el turno de Lamine Yamal llegó contra Francia con un latigazo teledirigido que empataba el partido y precedía a otra obra de arte de Dani Olmo a los 6 minutos. De nuevo, el destino asomaba con el morbo entre Rabiot y Lamine Yamal y la devastadora imagen del francés tratando de tapar sin éxito la maravilla del '19' español.

Inglaterra, la última velada

Y si Francia parecía tener 11 leones durmiendo que en cualquier momento podían organizar una carnicería, Inglaterra, tres cuartos de lo mismo. Y nunca mejor dicho. Los Three Lions vienen de 58 años de sequía de títulos y, a juzgar por el fútbol gris que vienen practicando, no parecen en la dinámica ganadora que necesitan para doblegar a una España que vienen con la flechita para arriba. Con todo, cada partido es un mundo, y como en el caso de Francia, Inglaterra tiene jugadores que necesitan nada y menos para hacer un destrozo. Por eso, España confiará en un último baile de sus nuevos ídolos para hacer historia y desmarcarse como la selección con más Eurocopas del continente. A partir de las 21:00 horas, en Berlín, empieza otra cita para la historia