Un juzgado de Madrid ha concluido este jueves que el sistema de videoarbitraje perjudicó el RCD Espanyol durante el partido contra el Atlético de Madrid, en la jornada 36 de la pasada temporada, al dar por válido un gol fantasma de Antoine Griezmann. El gol suponía el 0-2 en un partido que acabó en empate (3-3). Si Melero López, árbitro de aquel partido, no hubiera dado el gol a instancias del VAR, dirigido por González González, el club blanquiazul podría haberse llevado dos puntos más que habrían sido claves para mantener la categoría.
Según El Larguero de la Cadena SER, desde el VAR omitieron unas repeticiones que hacían dudar sobre si la pelota había entrado por completo o no. Este juzgado también ha sacado las mismas conclusiones con respecto al famoso incidente de Vinícius en Mestalla. Según la Justicia, el asistente en el videoarbitraje solo enseñó las imágenes en que se veía la agresión por parte del jugador del Real Madrid, omitiendo "el resto de imágenes anteriores".
El Comité de Competición, por primera vez a su historia, anuló la tarjeta roja que se le enseñó al brasileño con motivo de "las imágenes sesgadas facilitadas por el asistente del VAR". En el caso del gol fantasma contra el Espanyol, el Comité no entró a valorar este error, aunque el conjunto catalán impugnó el partido por sentirse perjudicado por esta acción.
Se desestima la demanda de Estrada Fernández
A pesar de las conclusiones sobre los dos errores en el VAR en estos partidos, el juzgado ha desestimado la demanda presentada por Xavier Estrada Fernández y otros seis árbitros del VAR a los cuales no se les renovó el contrato y no fueron designados para las últimas dos jornadas. Los demandantes consideraban que esta era una represalia porque habían iniciado acciones legales contra la Federación Española de Fútbol.
Sin embargo, el juzgado ha aceptado las explicaciones de la Federación y sostiene que las designaciones "no son automáticas y no suponen un derecho absoluto e ilimitado a ser designados en sucesivas jornadas". Según la Justicia, estas represalias no están probadas porque siguieron arbitrando a pesar de haber emprendido las acciones legales.
La sentencia justifica su ausencia en las designaciones para "evitar posibles suspicacias y sospechas sobre la ausencia de integridad de la competición, incluso salvaguardar a los mismos árbitros de la opinión pública por posibles dudas ante sus decisiones en jornadas tan decisivas". El origen de estas sospechas estaba en el caso Negreira, que situó el arbitraje en el centro de la polémica.