El Espanyol suma la segunda victoria consecutiva como local después de perder en Vitoria contra el Alavés gracias a un solitario gol de Sergio García (1-0). Los blanquiazules cuajan otro partido notable, superan al Levante y se consolidan en la parte alta de la clasificación con siete puntos en cuatro jornadas de Liga.
La vieja guardia
Rubi ya tiene definido su once de gala. Después de un mes de competición, los aficionados del Espanyol empiezan a aprenderse de memoria una alineación que siempre está cortada por el mismo patrón del 4-3-3. El estadio, deprimido por el fútbol de Quique Sánchez Flores, tenía ganas de repetir las sensaciones que experimentó en el debut contra el Valencia. Aquella victoria sitúa el listón muy alto. Y eso puede convertirse en un inconveniente porque la gente ya sabe cómo puede rendir el equipo.
La visita del Levante, una de las revelaciones de la temporada, dibujaba un escenario atractivo para la tarde calurosa del domingo. Con el sol como invitado, los dos equipos han querido ser fieles a sus ideas. Eso ha motivado que los porteros no tuvieran trabajo en los primeros minutos, donde la pelota sólo ha rodado por el medio del campo mientras buscaba a su dueño.
Poco a poco, el Espanyol ha ido inclinando el campo. Esteban Granero, Sergi Darder y Marc Roca han empezado a generar fútbol, pero la falta de puntería de los delanteros ha mantenido intacto el empate a cero. Borja Iglesias ha tenido la ocasión más clara, pero su disparo cruzado ha chocado con los pies de Oier Olazábal. El Levante, dirigido por José Luis Morales desde la banda, no inquietaba a Diego López, que sólo ha visto cómo un disparo de Jason se marchaba fuera rozando su palo.
El nuevo Espanyol
Los dos equipos aceptaban el resultado al descanso, pero el Espanyol ya había comprobado como podía hacerle daño a un rival que tenía problemas para mantener la posesión en estático, pero que se mostraba lúcido cuándo tenía metros y espacio para correr. El Levante, a través de Morales y Enis Bardhi, ha puesto a prueba a un Diego López que ha respondido con dos paradas de mérito.
El Espanyol de Rubi, mucho más proactivo que reactivo, ya no juega contra sus propios fantasmas. Las dudas, en su momento más delicado, se han desvanecido de golpe. Granero, con toda la fe del mundo, ha recuperado una pelota cuando el Levante estaba desplegándose. La jugada ha acabado en los pies de Sergio García, que ha marcado el primer gol del partido después de cinco toques y un disparo desde la frontal del área.
El gol ha vuelto a destensar al equipo, más alegre y menos rígido en ataque. El mismo Sergio García ha estado a punto de sentenciar el partido, pero su remate a puerta vacía no ha encontrado los tres palos. Oier ha empezado a desviar balones. El Espanyol llegaba con mucho más peligro. Por las dos bandas. Y necesitaba hacer el segundo para poner el lazo a una nueva actuación convincente.
El 2-0 no ha llegado. Pero tampoco el 1-1. Los blanquiazules no han sufrido para conservar los tres puntos ante un Levante que atacaba más por obligación que por convicción. Los números siguen al lado de un equipo que el próximo fin de semana visitará al Real Madrid con la confianza por las nubes.