El Espanyol vence a sus demonios para arañar un agridulce empate ante el Atlético de Madrid (3-3). Después de llegar a tener un marcador adverso de 0-3, el conjunto blanquiazul ha podido remontar para sumar un nuevo punto en el camino hacia la salvación.
El Espanyol vuelve a pecar de debilidad mental
Después de la moralizadora victoria en Vallecas (2-1), parecía que los de Luís García se encontraban en su mejor momento a nivel mental desde que están metidos en el atolladero del descenso. De hecho, arrancarían el partido poniendo a prueba a Ivo Grbić, y aunque lo harían por medio de dos definiciones tímidas de Puado y de Nico Melamed, las dos llegadas servirían para dar continuidad a la fe que tenía el equipo.
No obstante, en la primera llegada colchonera, el Espanyol se llevaría el primer mazazo de la noche. Este llegaría firmado por Saúl Ñíguez, que para confirmar que está en un gran momento con su segunda titularidad consecutiva después de una difícil temporada, volvería a ver portería tal como hizo en la pasada jornada.
Un giro argumental sin precedentes
Sería entonces cuando el Espanyol tendría que luchar contra la peor de sus debilidades. Surgiría el runrún de la negatividad en el RCDE Stadium y algún tímido reproche hacia la directiva que se acentuaría con el segundo y el tercero de los golpes bajos de la noche. Griezmann haría el 0-2 en la última jugada de la primera mitad en un golpe psicológico que se convertiría en mortal cuando Yannick Ferreira-Carrasco hiciese el 0-3, de manera sucesiva, en la primera acción de la reanudación.
Con un marcador tan adverso después de ver la versión más efectiva del Atlético de Madrid, volvía a nublarse sobre el RCDE. El castigo estaba siendo demasiado duro, pero lo peor que le podía pasar al conjunto perico era que sus demonios se apoderaran de él. Con todo, en el enésimo córner local, César Montes haría lo que todo el mundo creía el gol del honor y no el primero de la remontada.
Corría el minuto 64, que el combinado blanquiazul seguía remando, encontrando el primero de sus merecidos premios todavía con media hora de juego por delante. El 1-3 parecía todavía una distancia sideral, pero después de que Puado provocara un penalti, la afición perica recobraba la fe. Joselu, siempre clínico desde los 11 metros, transformaba y al cabo de dos minutos, se caía el estadio. En un nuevo centro lateral, este de un Aleix Vidal que acababa de sustituir a Óscar Gil, Vini Souza marcaría el gol del empate.
El pero del Benito Villamarín
El Espanyol, tras una primera parte totalmente antagónica a lo visto en la segunda, ha protagonizado una remontada sin precedentes. Hoy no ha bajado los brazos. Hoy ha creído y ha mantenido el orden aunque el abismo del descenso se vio más cerca que nunca. Sin embargo, cabe decir que el alivio de la salvación también ha parecido estar en la palma de la mano. Y es que con 3-3 en el electrónico, Joselu ha tenido el gol de la victoria con un uno contra uno que no ha sido capaz de materializar porque le ha faltado gasolina.
¿El mayor pero de la noche para el Espanyol? Que el Getafe, rival directísimo en la lucha por la permanencia, ha vencido a domicilio en el Benito Villamarín para irse a los 38 puntos. Ahora, al Espanyol solo le queda rezar e ir a por el 6/6 en las dos finales que le quedan.