Poco queda, más que el nombre, de aquel equipo que hizo campeón a Fabio Quartararo. Desde su llegada a lo más alto en 2021, el francés, se ha ido desinflando de la mano de Yamaha. La muestra más clara de su descenso fue el año siguiente a coronarse campeón, cuando le sacaba una gran diferencia a Pecco Bagnaia en la lucha por el Mundial y acabó perdiéndolo en manos del italiano, que ya suma dos títulos consecutivos.
A partir de ese momento todo ha ido a peor para la marca japonesa. Si bien es cierto que se albergan esperanzas después de los brotes verdes vistos en el Gran Premio de Portimao, a Quartararo no le parece suficiente. Las dos M1, la suya y la de Alex Rins, pasaron directamente a la Q2, por primera vez desde Sepang 2022, y el francés acabó en un gran séptimo puesto, teniendo en cuenta los problemas de los de Iwata para hacer competitivas sus máquinas.
Quartararo, más crítico que nunca
Sin embargo, Fabio Quartararo que siempre ha mostrado un discurso prudente, a la par que paciente, se está cansando de la lentitud de la marca de los diapasones. Han sido dos años de transición, pero, por el momento, no se ha generado nada de optimismo para el piloto, que en varias entrevistas, ha dejado su futuro con Yamaha en el aire. Más bien al revés, ahora, el campeón del mundo en 2021 se muestra más crítico que nunca con su equipo.
Desde que comenzó la nueva temporada, el francés se ha empeñado en manifestar los problemas de su montura y, ni siquiera, la séptima posición de Portimao ha calmado sus ánimos. "Considerando el esprint de ayer (por el sábado), en términos de distancia estaba convencido de que terminaría más cerca de los primeros", dijo 'El Diablo', que vio que la bandera a cuadros ondeaba a más de 20 segundos de la cabeza.
A Quartararo se le agota la paciencia con Yamaha
Preguntado sobre qué le falta a la M1 de Yamaha, Quartararo responde sin ambages: "No se trata de una cuestión de aerodinámica solamente. No tenemos ningún problema grave o grande que resolver, hay muchos pequeños aspectos que debemos mejorar paso a paso como el agarre, en la electrónica, la geometría y la posición. Hay numerosos detalles que arreglar y eso es peor que un solo fallo importante. Por eso habrá que tener paciencia, ya que con solo dos motos es difícil ser rápido en resolverlo".
Precisamente, los de Iwata son el único equipo de la categoría que no cuenta con un par de motos más en la parrilla, lo cual dificulta el desarrollo de sus monturas. Una situación a la cual están tratando de poner solución, con unas negociaciones con Valentino Rossi para que el VR46 Team se convierta en la firma satélite de Yamaha. Por el momento, Quartararo confía en seguir creyendo y aunque "recuperar todo lo que nos falta no será inmediato" la paciencia y el tiempo no son infinitas.