Demostración de fuerza del Barça en un Clásico para la historia. El equipo supera la baja de Leo Messi con un festival de goles contra el Real Madrid y empuja a Julen Lopetegui hacia la puerta de salida (5-1). Luis Suárez, con un hat-trick, asume la responsabilidad de capitanear a un equipo que cierra una semana perfecta y sigue, una jornada más, como líder en solitario de Primera División.

Una pizarra y muchas piernas

Ernesto Valverde había dado pistas cruzadas en la previa del partido. Quería despertar incógnitas alrededor de una alineación que ya tenía muy clara. El ensayo general del día del Inter de Milán fue tan convincente que hoy han repetido los mismos once futbolistas. Con Messi, el máximo goleador en historia de los Clásicos en la grada, Rafinha ha vuelto a hacer de bisagra entre el medio del campo y la delantera.

El plan del Barça era explotar la banda derecha de un Madrid que salía con Nacho, un central, haciendo el papel de lateral. La idea era sacar rédito de sus debilidades defensivas con las carreras de Jordi Alba y las ayudas de Philippe Coutinho. Y así ha sido. Lopetegui ha salido a no perder, regalando la pelota y situando a su equipo en una franja de treinta metros. Muy juntos para aprovechar alguna salida al contragolpe. Este planteamiento rancio e impropio de un equipo como el Madrid se ha hundido a los diez minutos.

El Barça volaba en cada jugada. Todas las pelotas divididas caían del mismo lado. Alba ha aprovechado un pase milimétrico al espacio de Ivan Rakitic para regalarle el primer gol a Coutinho, que sólo ha tenido que levantar la cabeza para elegir donde acababa la pelota. El gol ha acentuado las dudas de un Madrid completamente inoperante. El equipo no tiene nada que ver con el que ganó la última final de Champions.

Las diferencias eran tan grandes y evidentes que el Barça no paraba de utilizar la misma fórmula. Posesiones largas con todo tipo de pases. En este contexto, Sergio Busquets se ha erigido en el rey. El capitán siempre ha sido la primera salida y la segunda ayuda. La presión obligaba al Madrid a rifar la pelota. Los blancos jugaban sin medio del campo. Literalmente. Sólo molestaban a Ter Stegen con disparos desde larga distancia.

Este Clásico, independiente del resultado y las consecuencias, ya forma parte de la historia de la Liga. Y es que el videoarbitraje ha intervenido por primera vez en un Barça-Madrid. El árbitro se ha comido un penalti flagrante de Raphael Varane sobre Luis Suárez. El vídeo le ha rectificado. Suárez no ha dudado desde los once metros para marcar el segundo gol. El Camp Nou enloquecía porque el Barça jugaba con un títere. El Madrid era un muerto en vida. No había producido nada en la primera media hora.

Otro partido

El guion del partido avanzaba un desenlace de goleada. Piqué, sin embargo, no ha acertado a dirigir su cabezazo y el resultado no se ha movido al descanso. El 2-0 era tan injusto como peligroso. Lopetegui veía que se le acababa el tiempo y lo ha arriesgado todo a un cambio de esquema. El Madrid ha utilizado la lesión de Varane para salir con un dibujo de tres centrales y dos laterales muy largos.

El cambio ha afectado a las tendencias. El Madrid ha pasado a jugar en el campo de un Barça completamente desdibujado. Isco ha ganado la banda para dejar solo a Marcelo, que ha hecho el 2-1 con suspense después de un control. El Madrid era otro. Amenazaba, pero perdonaba. Modric ha enviado el empate al palo. Piqué pedía ayuda al estadio porque el Barça pasaba por su momento más bajo. Valverde tenía que mover ficha. Suárez quedaba solo en punta. El equipo necesitaba reencontrarse porque el Madrid atacaba más y mejor.

En el intercambio de golpes, Suárez también ha hecho temblar el palo de Courtois. El partido estaba completamente abierto. El decorado no convenía a un Barça incapaz de esconder la pelota para recuperar fuerzas. Nadie renunciaba al ataque. Benzema fallaba cuando lo tenía todo de cara para hacer el 2-2 y Valverde entendía el mensaje. Las entradas de Nélson Semedo y Ousmane Dembélé buscaban minimizar el riesgo y proteger el premio de los tres puntos.

Goleada para el recuerdo

Dicho y hecho. En un contragolpe puesto en marcha por Dembélé, Sergi Roberto ha encontrado la cabeza de Luis Suárez, que con un remate académico desde el punto de penalti ha hecho el 3-1. El gol era una bombona de oxígeno para un Barça que volvía a tener el partido donde quería. El Madrid no tenía alternativa. La derrota sólo hacía que agravar su crisis y la lesión de Marcelo, que llegaba entre algodones, teñía su futuro inmediato de negro.

Pero un error de Sergio Ramos ha puesto punto final a su tarde para olvidar en Barcelona. Suárez, con suavidad, ha superado la salida de Courtois para marcar su tercer gol. El resultado era sangrante gracias a la exhibición de recursos de un futbolista que ha asumido el rol de Messi. El Camp Nou, entre 'olés', ha visto como Arturo Vidal, en una de las primeras pelotas que ha tocado, ha marcado el quinto. Con la cabeza. El estadio era una fiesta absoluta. Todo el mundo saltaba, cantaba y bailaba mientras Suárez perdonaba el sexto.

La victoria, histórica por el fondo y la forma, deja al Barça líder y al Madrid un poco más hundido. Lopetegui sabe que tiene las horas contadas. Por la goleada y porque suma un punto de los últimos 15 en la Liga.