La edición número 57 del Trofeo Joan Gamper fue una fiesta absoluta para el barcelonismo. En apenas 10 minutos, el Barça ya estaba destrozando al Pumas mexicano por un 3-0 que se convirtió en 4-0 en el minuto 19. El partido estaba sentenciado casi antes de empezar, y con el arreón inicial, el ambiente fue distendido y festivo. Todos festejaron, rieron y celebraron los seis tantos que se llevaron los mexicanos, pero analizando un poco más las imágenes, hay un gesto de Gerard Piqué que ha levantado muchas sospechas

Piqué ni se inmutó con el gol de Lewandowski

Porque, probablemente, el mayor deseo de los miles de culés que asistieron al Spotify Camp Nou era poder celebrar el primer gol de Robert Lewandowski como barcelonista, y el polaco no les hizo esperar. En el minuto tres, recogió un pase entre líneas de Pedri para superar al portero y, casi sin ángulo, enviar el balón al fondo de la red. El exfutbolista del Bayern de Múnich celebró aliviado su primer tanto, después de no haberlo conseguido durante la gira por los Estados Unidos. 

Raphinha y Balde celebran con Lewandowski su primer gol con el Barça / Foto: EFE

Se fundió en un abrazo con todos sus compañeros, pero durante la celebración, las cámaras enfocaron también al banquillo, para ver si se festejaba con la misma alegría, y ni punto de comparación. Gerard Piqué, en primera fila junto a Jordi Alba, no hizo ningún gesto ni sonrisa, muy lejos del Piqué bromista y divertido que estamos acostumbrados a ver. No es que hiciera ningún mal gesto, pero ni se inmutó.

El central, contra las cuerdas

Quizá, el central es consciente que su importancia en los planes de Xavi Hernández ha decaído mucho, y, a una semana para empezar la liga, es el quinto central del equipo. Ronald Araujo, ya sea como central o como lateral derecho, es fijo, y la gran pretemporada que ha firmado la pareja Eric Garcia-Christensen hace pensar que serán de la partida contra el Rayo.

Gerard Piqué y Xavi Hernández, durante un partido con el Barça / Foto: EFE

Pero por si fuera poco, Jules Koundé ha sido una de las grandes apuestas del verano, y el francés está más que consolidado en el fútbol de élite. Gerard Piqué se ha visto relegado a un papel residual, y aunque la temporada es larga y la acumulación de partidos puede hacer que tenga minutos, no se le ve en su mejor momento de confianza y de naturalidad, tanto dentro, como fuera del terreno de juego. El central sigue trabajando en silencio, y deberá convencer a Xavi Hernández que debe seguir siendo el capitán general de la defensa blaugrana, como lo ha sido en los últimos 14 años. Por primera vez, no parte como titular.