Neymar Jr. ha sido decisivo para que Brasil se lleve su primera medalla de oro olímpica de fútbol. El futbolista del Barça ha marcado el único gol de la selección brasileña durante el partido y, después de una prórroga donde se le ha visto extenuado, ha convertido el quinto y decisivo penalti para superar a Alemania. Neymar apostó por venir a los Juegos Olímpicos de Río y su fe ha tenido recompensa. La mayor de todas. Capitán y líder de la selección, se va de estos Juegos con el reconocimiento de un país falto de ídolos.

El blaugrana ha adelantado a la Canarinha a los 27 minutos de partido con un genial lanzamiento de falta que ha entrado después de tocar en el travesaño pero los alemanes, haciendo gala de las virtudes que los han acompañado en todas las competiciones deportivas, no se han rendido y han empatado gracias a su mejor jugador: Maximilian Meyer. Neymar y Meyer han enviado el partido a la tanda de penaltis.

 

Y allí, la posibilidad de otro "Maracanazo" (1950) sobrevolaba el Estadio de Maracaná. Otra final que se les podía escapar como anfitriones. Contra una selección que les había humillado dos años antes (7-1) en el Mundial que habían organizado ellos. Hubiera sido un golpe demasiado duro a la frágil moral del fútbol brasileño.

Pero la suerte no le ha dado la espalda a la pentacampeona del mundo. Una parada del portero Weverton al quinto penalti del alemán Nilis Petersen le ha posibilitado a Neymar ser decisivo con el último de los diez lanzamientos de la final. El capitán de la seleçao se había reservado para tirar el decisivo y no le ha pesado la responsabilidad.

Con un paso decidido y una carrera larga, Neymar ha engañado al portero para celebrar, entre lágrimas, aquello que se le había resistido toda la vida a su país: la gloria olímpica. El crack del Barça ya vivió en primera persona la decepción de Londres 2012 (plata) pero esta vez ha sido bien diferente.


De manera agónica y después de una final que ha justificado la inclusión del fútbol en el programa olímpico, Brasil ha tomado el relevo de México. El delirio se ha apoderado de un Maracaná lleno hasta la bandera, que esperaba un momento así con un ansia desmesurada.