El partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores entre River Plate y Boca Juniors se disputará, finalmente, en el Santiago Bernabéu.
El programa Jugones de la Sexta y el diario As han adelantado que el acuerdo para que el partido se jugará en la capital de España era muy próximo y finalmente ha sido el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, quien ha acabado confirmando la decisión final en un tuit.
España está dispuesta a organizar la final de la #CopaLibertadores entre el @BocaJrsOficial y el @CARPoficial. Las FCSE y los servicios implicados, con amplia experiencia en dispositivos de este tipo, trabajan ya en el despliegue necesario para garantizar la seguridad del evento.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 29 de noviembre de 2018
Mas tarde, la Conmebol ha confirmado la decisión y ha apuntado que River Plate será sancionado con una multa de 400.000 euros y dos partidos de competición contintenal a puerta cerrada. Además, también ha confirmado que ambas aficiones podrán acceder al estadio blanco.
El partido, finalmente, tendrá lugar el 9 de diciembre a las 20:30 horas. Los hilos se han empezado a mover la mañana de este jueves, cuando la FIFA ha pedido a la Real Federación Española de Fútbol que apoyara a la Confederación Sudamericana. Así, la mediación entre la FIFA, los dos clubes; el presidente de la RFEF, Luis Rubiales; e incluso el presidente argentino, Mauricio Macri; esta tarde ha acabado con un acuerdo que traerá "la final del siglo" al feudo del Real Madrid. Otras propuestas como Doha, Miami o Asunción han quedado descartadas.
Madrid está de enhorabuena, y es que en menos de seis meses acogerá la final de la Libertadores, en el Bernabéu, y de la Champions League, en el Wanda Metropolitano. Hay que destacar, a más, que Florentino Pérez, poco acostumbrado a ceder el estadio de su club para las finales -el Barça no ha podido jugar ninguna final de Copa del Rey-, ahora, finalmente, sí que pone de su parte por el bien del fútbol.
La final tenía que disputarse el pasado 24 de noviembre, pero la violencia de los seguidores de River, que atacaron el bus de Boca Juniors, obligó a suspender el partido. Al día siguiente la final tampoco se jugó y se decidió que se disputaría en terreno neutral.