Hans-Dieter Flick ha dejado muy claro que, para llegar lejos, es necesario tener un equipo comprometido y con disciplina. Y, por lo tanto, no está dispuesto a aceptar ningún tipo de comportamiento inaceptable o algún gesto de desaprobación como el que tuvo Lamine Yamal hace unos días. Quiere que todos los jugadores del Barça estén al 100%, y además de un rendimiento sensacional, también tengan una actitud ejemplar y modélica.
Obviamente, entiende que pueda haber enfados a lo largo del curso, y que algunos jugadores no estén satisfechos con los minutos que disputan, o cuando son retirados del terreno de juego. Pero ‘Hansi’ pide que todos estos asuntos se solucionen en el vestuario, lejos de las cámaras. Por ese motivo, no dudó en recriminar su actitud al ‘19’ cuando fue retirado del terreno de juego contra el Alavés, y también unos días antes, frente al Young Boys suizo.
Todavía quedaba mucho partido por delante, pero el técnico alemán quiso dosificar a su gran estrella, para evitar lesiones, y lo sustituyó. Una cosa que no gustó nada al prometedor extremo nacido en el año 2007, que se marchó con cara de pocos amigos, y sin hablar con absolutamente nadie, evidenciando su desaprobación. Y probablemente, también frustrado porque las cosas no le salieron como quería, y tuvo una actuación discreta, a diferencia de sus compañeros en el ataque, Robert Lewandowski y Raphinha Dias.
Esto obligó a tener que intervenir a algunos compañeros para pedirle que se calmara, como fue el caso de Héctor Fort. Y Flick no lo ha dudado a la hora de reprochar a Lamine estos gestos, sobre todo considerando que aún es muy joven, y que está teniendo un papel muy protagonista. No tiene motivos para quejarse por falta de protagonismo o de continuidad, y debe de entender que no puede jugar absolutamente todo.
La temporada es muy larga, y es necesario hacer rotaciones y dar descanso, o de lo contrario, el riesgo de sufrir lesiones, sobrecargas, problemas musculares y demás es muy alto.
Flick advierte a Lamine: ni una más
Flick también es consciente de que Lamine es todavía un adolescente, como muchos de sus compañeros en el Barça, y es entendible que haga este tipo de cosas. Pero ya le ha advertido que no aceptará ni una más, y debe de cambiar con efecto inmediato.
Si futbolistas que tienen un papel totalmente residual no hacen este tipo de gestos, Yamal no tiene motivos para hacerlos.