Sergio Ramos y el Real Madrid empezaron su historia de amor en el año 2005. Florentino Pérez pagaba 27 millones de euros por un lateral derecho de 19 años que, a pesar de llevar tan solo un año a la élite del fútbol, ya se había convertido en un jugador a tener en cuenta en la Liga. La carrera de aquel chico andaluz siguió la dinámica que había cogido en Sevilla y creció hasta convertirse en toda una institución en el eje de la zaga del Madrid.
Como todo en la vida, la relación idílica del futbolista de Camas y la entidad merengue se acabó. En el último verano, Ramos pedía una renovación por dos años, pero la política del Real Madrid no lo permitía: los jugadores mayores de 30 años son renovados únicamente por una temporada. El intercambio de opiniones por parte de las dos partes hizo que Sergio Ramos abandonara el club y empezara una nueva etapa con la camiseta del Paris Saint-Germain.
La excepción que confirma la regla
No obstante, el pasado 20 de agosto Karim Benzema pactó con Florentino renovar por dos temporadas. Con el francés de 33 años, el Real Madrid hizo una excepción y le ofreció una posibilidad a la cual Sergio Ramos no pudo acceder. Alguna cosa estaba pasando en las altas esferas del Santiago Bernabéu para no renovar al eterno capitán que tan importante era en la plantilla.
Florentino Pérez estaba de acuerdo con ajustar el nuevo contrato a las pretensiones del central andaluz. No obstante, un Judas lo traicionó jugándole una mala pasada y haciendo que su renovación se estancara, y de esta manera, acabara por salir del Real Madrid.
El Judas no quería volver a compartir vestuario con Ramos
Quien pidió que Ramos abandonara la entidad fue Carlo Ancelotti. El técnico italiano prefirió su salida antes que tenerlo en el equipo de nuevo. El caso es que en su primera etapa en el banquillo del Bernabéu no tuvo el control total sobre la plantilla. De hecho, Jorge Mendes ofreció la vuelta de Cristiano Ronaldo y fue el propio Ancelotti quien denegó la propuesta del agente portugués.
El mismo pensamiento recurría en su mente con Ramos. Era uno de los peces gordos de la plantilla y el entrenador de Reggiolo tenía claro que no quería cometer los mismos errores que en el pasado. Por esta razón, el control total sobre el vestuario era una cosa que le ocupaba y le preocupaba.
En el día de hoy, Ramos ha conseguido debutar con el PSG después de una plaga de lesiones que le han hecho la vida imposible. Ahora ya puede volver a hacer aquello que más le gusta y, por fin, poder dejar atrás la traición que lo empujó hacia Francia.