Gavi está demostrando que tiene lo necesario para ser una pieza clave en el Barcelona de Hansi Flick. Su actuación ante el Atlético de Madrid no pasó desapercibida. El andaluz fue titular en Montjuïc y respondió con creces, dejando claras sus intenciones de consolidarse en el centro del campo azulgrana. Lo más llamativo es que su inclusión en el once inicial dejó a Dani Olmo, el fichaje estrella del verano, sentado en el banquillo, algo que empieza a generar ruido en el entorno culé.

El plan de Flick está claro: construir un centro del campo sólido y equilibrado, con Pedri y Marc Casadó como pilares indiscutibles. Ambos han demostrado estar en un nivel excepcional, y el técnico alemán confía plenamente en ellos para manejar el tempo de los partidos. Sin embargo, la irrupción de Gavi está poniendo en jaque a otros jugadores que también aspiran a tener protagonismo, y Olmo es quien parece estar pagando las consecuencias.

Desde su llegada, Dani Olmo ha tenido momentos brillantes, pero no ha logrado encontrar la regularidad que esperaba tanto el club como la afición. Las lesiones han sido un factor determinante, pero ahora que está recuperado, el hecho de que Gavi le haya ganado la partida genera dudas sobre su rol en el equipo. Flick, que ha sido muy claro en sus decisiones tácticas, parece inclinarse por un centro del campo más físico y dinámico, en el que Gavi encaja a la perfección.

Dani Olmo, desesperat durant el passat Barça - Leganés / Foto: Europa Press

El joven de Los Palacios aporta una intensidad y una garra que el técnico considera fundamentales para competir al más alto nivel. Ante el Atlético, su capacidad para presionar, recuperar balones y llegar al área rival fue crucial en varios tramos del partido. Aunque el resultado final no acompañó, su actuación fue uno de los pocos aspectos positivos de la noche para los azulgranas.

Por otro lado, la situación de Olmo empieza a preocupar en las oficinas del club. El internacional español llegó con la etiqueta de ser uno de los grandes refuerzos del verano, pero su impacto no ha sido el esperado. A pesar de su calidad técnica y visión de juego, no ha logrado adaptarse del todo al sistema de Flick, que prioriza jugadores más físicos y versátiles.

En los próximos partidos, Dani Olmo tendrá que demostrar que puede ser más que una alternativa en el banquillo. El calendario cargado ofrece oportunidades, pero si Gavi sigue a este nivel, es difícil imaginar un cambio en la jerarquía. La apuesta de Flick es clara, y parece que el gran fichaje del verano tendrá que luchar contra viento y marea para recuperar un puesto que parecía asegurado cuando firmó su contrato.