Gerard Piqué es lo más parecido dialécticamente a Jan Laporta, que fue un “Juan sin miedo” en su época de presidente. Las últimas declaraciones del futbolista catalán señalando con su dedo al Real Madrid lo han puesto otra vez en la boca del lobo.

Hace unos años Montserrat Bernabeu abrió las puertas de su consulta en el Instituto Guttman, donde dirige la unidad de neurorehabilitación, al Magazine de La Vanguardia para responder a un reportaje que titulamos “La matriz del Barça” y en el que reuní a cinco madres de cinco futbolistas crecidos en la cantera blaugrana: Messi, Iniesta, Valdés, Xavi y Piqué.

Fuerte carácter

En esa entrevista la madre del central contaba la anécdota de que su hijo, con 14-15 semanas de nacido corrió detrás de una pelota en una terraza con tan mala suerte que sufrió una caída desde una altura de 1,5 metros. Estuvo cuatro días ingresado en el hospital de la Vall d’Hebron con una fractura frontoparietal que le causó un traumatismo craneal.

Fue quizás la única vez que Gerard Piqué lo ha pasado mal. Después su vida ha sido color de rosa, incluyendo la etapa en la que con 17 años decidió marcharse al Manchester United y vivir solo.

Montse Bernabeu define a su hijo como un hombre de fuerte carácter, de mentalidad abierta, que soporta bien la presión gracias a una gran personalidad, en la que destaca su fortaleza emocional.

Hombre afortunado

Gerard Piqué no es un niño de papá y mamá como muchos tienden a definirlo. Está donde está por méritos propios. Nadie le ha regalado nada. Lo que tiene lo ha buscado él. Después de aquella caída se casó con la fortuna. Tuvo la suerte de que tras crecer en las divisiones inferiores del Barça, de marchar a Manchester y jugar en Zaragoza, pudo volver al club de sus amores, donde se ha convertido en un central cotizado por su extraordinaria calidad. Y es un afortunado al pertenecer a un equipo que vive la época más triunfal de su historia, y ser uno de los protagonistas de la selección española más laureada.

Es decir, Gerard Piqué futbolista es un campeón. Lo gana todo.

Su vida personal también camina por los mismos derroteros del éxito y está llena de felicidad. Es la pareja de Shakira, que tiene diez años más que él y que es una de las cantantes más conocidas mundialmente, con la que tiene dos hijos hermosos.

Empresarialmente, al margen de su carrera de futbolista, Piqué también triunfa. Funda una empresa de apps (Kerad Games) en la que no le va nada mal.

La hipocresía del periodismo

Cuando la vida te sonríe en color rosa puede que uno no tenga pelos en la lengua. El periodismo deportivo desearía contar siempre con un Piqué delante de sus micrófonos. Jugadores que digan algo, y que manifiesten abiertamente sus sentimientos sin miedo a la polémica, no abundan en este momento del fútbol. En eso, Piqué es la gran excepción.

La hipocresía del propio periodismo lleva a que el protagonista deseado acabe siendo vilipendiado por la misma prensa. Pero eso a él, no le quita el sueño para nada.

Gerard Piqué no sólo es futbolista del Barça sino que además es antimadridista. “Siempre quiero que pierda el Madrid”, dijo un día. Y en esa declaración halló a todos sus enemigos para toda la vida. Pero eso a él, tampoco le preocupa.

Cuando acude a representar a España sabe que lo miran con lupa, lo critican con alevosía y le buscan la lengua de forma obstinada. Y él responde como la prensa que pregunta desea que conteste.

Y habla de los árbitros sin tapujos como cualquier hincha de Canaletes, y pone a parir el palco del estadio del Real Madrid con comentarios relacionados a las autoridades que acuden a él. Nada nuevo en los medios de información, como ayer escribía Juan Cruz en El País, que recordaba unas frases del escritor Manuel Vicent en su libro “La Regata”: “Nunca se les había visto juntos en fiestas o estrenos, ni siquiera en el palco del Real Madrid, donde se junta lo mejor y lo peor de cada casa”.

Que Piqué haya dicho algo parecido ha servido de fuego ideal para encender una nueva hoguera al futbolista catalán.