Hoy habría podido ser un día perfecto para Jordi Alba. El lateral de l'Hospitalet de Llobregat ha hecho un gran partido en la victoria clara del Barça contra el Atlético de Madrid (4-2). No solo ha tenido bastante controlados a los hábiles extremos de los colchoneros, que entre Carrasco, Lemar, Correa o Joao Félix acumulan tanto talento como velocidad, sino que además ha marcado un golazo.
Alba inicia la remontada
Cuando el partido se había complicado mucho para los intereses barcelonistas, con el gol inicial de Yannick Ferreira-Carrasco, Alba ha respondido rápido con un zapatazo que se ha aprovechado de un efecto endiablado para colarse por la escuadra izquierda del marco de Oblak.
Se ha desatado la euforia en las gradas del Camp Nou, que tenía ganas de volver a ilusionarse con una gran tarde de fútbol y el gol de uno de sus capitanes suponía la primera piedra para construir una remontada que ha acabado sucediendo.
Celebración con polémica
Pero no todo ha sido idílico. Porque el mismo gol de Jordi Alba ha ido acompañado de una celebración con polémica. El lateral, tras celebrar con entusiasmo el gol, se ha dirigido corriendo hacia el centro del camp mientras con su mano derecha hacia un gesto que denotaba que no había quedado muy satisfecho con las críticas recibidas en las últimas semanas.
Abriendo y cerrando los dedos de la mano, simulando una boca de aquellos que hablan mal de él. Es un gesto reivindicativo, como lo ha sido todo su partido, y es hasta cierto punto comprensible, pero también es un gesto que no ha gustado a la afición, que considera que un jugador de la experiencia del lateral debería estar por encima de estas cosas.
Gavi, puro barcelonismo
Además, el contraste es todavía mayor con un gesto que se ha vivido 11 minutos más tarde, con el segundo gol culé, obra de Gavi. El joven centrocampista blaugrana ha saltado más que su marca para convertir un centro de Adama en el 2-1 y culminar la remontada en poco más de 10 minutos.
El andaluz está metido en rumores dado que se está empezando a negociar su renovación, pero en la celebración de su tanto, al contrario que en la de Alba, nada de reproches. Puro barcelonismo. Besando el escudo y dejándose la voz como un aficionado más. El partido de Alba ha sido impecable, pero su gesto no. Él, seguro que lo sabe, y habrá que ver si ha sido fruto de la euforia desmedida por el gol o se reproducen hechos similares en otros partidos.