Ya es una realidad: el Girona jugará la Champions League la temporada que viene. La gran campaña del equipo dirigido por Michel Sánchez ha tenido, por fin, un gran premio como es el de poder jugar la máxima competición europea a nivel de clubes. De esta forma, tras ganar al Barça por 4-2 en Montilivi, los gironins hacen historia y verán como el equipo de una ciudad de poco más de 100.000 habitantes se codea con los máximos representantes de las grandes ciudades del viejo continente.

¿Quién iba a imaginar esto hace 10 años? Justo cuando el equipo catalán celebraba que había conseguido movilizar a 1.800 aficionados hacia el campo del Villarreal, que por entonces militaba en Segunda División. Ahora, la hazaña es mucho más grande y, sin duda, mucho más histórica. Y es que la temporada de Michel y sus 23 hombres no solo será recordada en Montilivi, sino que ya son parte de la historia del fútbol español.

Portu celebra su gol en el Girona - Barça / Foto: @GironaFC

El Girona reescribe en blanquirrojo la historia del futbol español

A lo largo de la temporada se había comparado el buen hacer del Girona con la histórica temporada que logró el Leicester en la 2015/16 y que se cerró con los Foxes como campeones de la Premier League. Aquel equipo, un recién ascendido de la segunda división inglesa, logró hacer historia con jugadores que se convirtieron en leyenda como Jamie Vardy, N'Golo Kanté o Riyad Mahrez, entre otros, y bajo los mandos de un Claudio Ranieri al que pocos veían como un líder apto para un proyecto ambicioso.

Sin embargo, con el buen hacer colectivo, el trabajo diario y la humildad de un equipo pequeño, de repente... ¡Dilly-ding, dilly-dong! El Leicester escribía la página más improbable de la historia del fútbol inglés. Ahora, Michel, vallecano de nacimiento, pero gironí de adopción, se ha quedado a las puertas de replicar en LaLiga lo que el italiano consiguió en las islas británicas. Y es que si alguien tenía alguna duda sobre la validez de Michel como entrenador, seguro que ha quedado más que despejada después de esta temporada al frente del Girona. La planificación ha sido impecable: su propuesta de juego y sus ideas han brillado para aupar a los catalanes a lo más alto de la clasificación; su lideraje, templanza y capacidad de motivar a sus jugadores fuera del campo han sido claves para gestionar el vestuario e involucrar a todos los miembros de la plantilla para lograr una hazaña así.

Como si de un déjà vu se tratase, un equipo vestido de blanco y rojo ha logrado asustar a los dos grandes dominadores de un trono que apenas ha cambiado de manos en dos ocasiones durante los últimos 15 años. "Partido a partido" fue aquella fórmula que desafió y tumbó a los titanes de LaLiga en 2014 y 2021. Partido a partido, han sido como las paradas de Paulo Gazzaniga, los goles de Artem Dovbyk, las asistencias de Yan Couto, los regates de Savinho o la creatividad de Aleix García han lanzado al Girona hacia las posiciones altas de la clasificación. La veteranía de David López o Daley Blind junto a las irrupciones de Miguel Gutiérrez, Iván Martín o Arnau Martínez han conseguido que viejos rockeros como Cristhian Stuani, Portu, Juanpe o Borja García puedan soñar con un último baile en Montilivi bajo la luna de las noches europeas.

Un alirón europeo que se celebra como una Champions en Montilivi

Descarado, rompedor, imaginativo, soñador. Así es un equipo que no le ha tenido miedo a nada ni a nadie a lo largo de toda la temporada. No le pudo la presión a un equipo que se ha cuestionado en muchas ocasiones durante la temporada. No le pudo el vértigo de la cima de LaLiga, ni el desafío de codearse entre los grandes de la competición. Ni siquiera la infinidad de halagos y palabras de admiración han desestabilizado a un equipo que ya ha cantado su alirón particular al certificar la clasificación matemática para Champions League a falta de 4 jornadas para el final de LaLiga.

La victoria por 4-1 ante el Cádiz que certificaba matemáticamente la presencia del Girona en competición europea hace un par de jornadas, fue motivo suficiente para soñar. Ahora, con otra goleada hoy ante el Barça, los gironins tienen una razón de peso para celebrar este alirón europeo como si de una Champions se tratase. Y quizás muchos no entiendan qué hay que celebrar si no se ha ganado nada, pero probablemente sean los mismos que no entienden de qué va el fútbol. Hay que celebrar por Michel. Por sus 23 jugadores, que ya son como familia. Por los jóvenes que se han revelado para ser estrellas de esta liga. Por los veteranos que visten la blanquirroja desde el infierno de Segunda División. Por los que tocaron el cielo por primera vez en 2017. Por los que sumaron los 3 primeros puntos en la élite frente al Málaga. Por los que cayeron y se quedaron para devolver al club a lo más alto. Por las 1.800 almas de Villarreal, que ya son 14.184 en Montilivi. Por todos ellos. Por los que están y por los que se fueron sin poder vivir este hito.

Por el camino que se ha recorrido y porque nadie podía haber imaginado esto hace 10 años. Por todos estos motivos y muchos más, hoy, el Girona tiene todo el derecho de celebrar lo que se ha ganado sobre el césped durante nueve meses de competición. Sí, es cierto, el equipo no levantará ningún trofeo en la jornada 38, pero con su fútbol ha conseguido levantar del asiento a miles de aficionados durante 38 jornadas. Y, ahora sí, todas aquellas voces que comparaban a los gironins con los foxes tenían razón: el Girona no ha ganado ninguna competición, pero, como el Leicester, se han ganado el corazón de millones de aficionados de este deporte.