Un gol de Oriol Romeu deja los tres puntos en Montilivi (2-1). Aunque el Valladolid ha merecido más y ha estado más lúcido en la elaboración, la pizarra de Míchel ha acabado decantando un partido que pendía de un hilo.

Monchu neutraliza el 1-0 de Reinier y enmudece a su ex afición

Los primeros minutos han sido de lo más embarullados. En el 4' se lesionaría Sergi Guardiola después de un encontronazo con Bernardo. Hasta el cuarto de hora, todo serían interrupciones en forma de falta que no darían pie a que fluyera el juego, pero tampoco lo haría con posterioridad. La batalla táctica se la estaba llevando Pacheta. Presión alta emparejando a sus laterales con los carrileros del Girona y haciendo saltar a un mediocampista hacia el central poseedor de la posesión. El intento de salida de balón gerundense estaba del todo controlado por los visitantes, pero el peligro no llegaría a través del juego combinativo, sino por la vía rápida.

Pacheta, en el banquillo de Montilivi / Foto: EFE

Primeramente, sería Oriol Romeu quien avisaría con un cabezazo propiciado por un saque de banda enviado directamente al área. Con todo, sería desde una recuperación en campo rival que el Girona encontraría el camino más corto hacia el gol. Sería Aleix Garcia quien robaría y se adentraría en el área por el flanco izquierdo, sin oposición. Pase atrás para Reinier Jesús, y el brasileño, con mucha sangre fría, superaría a Sergio Asenjo para establecer el 1-0 en el marcador.

El gol despertaría la fiesta en Montilivi, subiría los ánimos del conjunto catalán e introvertiría al vallisoletano. No obstante, los blanquivioletas renacerían de sus cenizas y acabarían la primera parte mejor plantados sobre el césped. Un gran disparo desde la larga distancia de Monchu provocaría el enmudecimiento de la que durante la temporada 2020/21 fue su afición. El ex del Girona, engancharía un golpeo seco con folha seca incluida que solo podría ver pasar Juan Carlos. Palo y gol, para restablecer la igualada, tanto en el electrónico, como en el factor mental, ya que el gol ha llegado en el minuto 38' y ambos equipos empezarían un nuevo partido en la segunda parte.

Monhu, pidiendo perdón durante la celebración del gol por su etapa como gerundense / Foto: EFE

El partido se ha tintado de violeta, pero la pizarra de Míchel ha marcado las diferencias

En la reanudación, la dinámica in crescendo del Valladolid seguiría su transcurso. El triángulo de la medular visitante formado por Roque Mesa, Kike Pérez y Monchu ganaría la partida a un centro del campo del Girona que en ningún momento conseguiría amasar la posesión. Los de Pacheta juntarían mucho a su gente de dentro y el Girona se quedaría sin recursos con balón, por lo cual, el partido iría tintándose de violeta.

Taty Castellanos no ha entrado en ningún momento en juego para combinar, tratando de buscarse la vida aparte de sus compañeros y haciendo que Míchel echara de menos de lo lindo la figura de un Stuani fuera de combate. El argentino ha tenido poco éxito, aunque ha podido cazar dos remates de cabeza que han metido el susto en el cuerpo a la defensa. Uno de ellos manifiesto, solo y en posición habilitada, pero no ha conseguido dirigir la pelota entre los tres palos.

Lucas Olaza y Arnau, durante el Girona - Valladolid / Foto: EFE

Con el esférico en juego, el Valladolid ha merecido más, pero como en la primera parte, el Girona volvería a encontrar aquello de que el camino más corto, a veces es el mejor. Balón parado, y como ya ha pasado en alguna jornada, Aleix buscaría Santi Bueno en el segundo palo. La pizarra de Míchel volvería a marcar la diferencia, y si Aleix ha conectado con el central de Montevideo, Bueno cedería de cabeza para que Oriol Romeu rematara a placer, también con la testa. 2-1 definitivo para empezar a establecer Montilivi como el fortín que el Girona necesita para alcanzar el objetivo prioritario de la permanencia. A partir de aquí, a seguir soñando.