Desde hace unos años, los partidos entre el Hansa Rostock y el Dynamo de Dresden se han convertido en enfrentamientos de alto riesgo, con altercados dentro y fuera del estadio. Ambos clubes, separados por más de 400 kilómetros de distancia, comparten una misma idiosincrasia: están situados en territorio de la antigua RDA y sus aficionados radicales son abiertamente de ultraderecha. Ambos equipos están ahora hundidos en la 3ª división alemana, pero eso no quita que cuando les toca enfrentarse los estadios se llenen y salten chispas.

Y este fin de semana la situación ha ido a más, hasta el punto de que el partido se ha tenido que detener más de 20 minutos por el lanzamiento de cohetes por parte de aficionados del Hansa Rostock contra la zona del equipo visitante. Y los del Dynamo no se han quedado atrás, ya que han atacado a la policía con antorchas, además de provocar destrozos importantes. Ya antes de empezar el partido, de hecho, una bengala cayó donde estaban calentando los jugadores visitantes, que ya en ese momento se plantearon si había que salir a jugar o no.

Cruce de reproches entre ambos clubes

Lejos de asumir culpas o de buscar la concordia, los reproches han sido la nota dominante por parte de ambos clubes. "El detonante ha venido claramente de la afición visitante, en esa zona no ha quedado ni una piedra en pie", ha declarado Jürgen Wehlend, director general del Hansa. "Si el equipo arbitral está formado por cuatro personas, me habría gustado que al menos uno de ellos observase la acción antes del partido", ha respondido Thomas Brendel, director deportivo del Dynamo.

Las rencillas, siempre presentes entre ambos clubes, fueron a más en 2014, cuando un partido entre el Hansa y el Dynamo de la Copa de Alemania terminó en graves disturbios. El conjunto de Dresden pagó las consecuencias, al tener que disputar un partido en casa a puerta cerrada. La mecha estaba encendida y todavía dura hoy.

De la RDA a la ultraderecha

Fundado en 1965 en plena Guerra Fría, el Hansa Rostock se dio a conocer a finales de los 90 y principios del nuevo siglo, cuando logró asentarse en la Bundesliga e incluso lograr dos 6º puestos. Al final, sin embargo, volvió a la Segunda División, lo que provocó una crisis que le hizo ser un habitual de la Tercera División. Como ocurre en muchos clubes de la antigua RDA, la afición del Hansa Rostock es de ideología ultraderecha. Y no solo eso, ya que desde el pasado noviembre su presidente es Sebastian Eggert, exultra del club y fundador y líder del grupo ultra Suptras.

Y el Dynamo de Dresden no se queda atrás. El club, fundado en 1948 bajo el nombre de Polizei Dresden, al ser el equipo de la policía y, posteriormente, de la temida Stasi, tiene desde hace tiempo una afición que se declara abiertamente de ultraderecha, hasta el punto de acudir a algunos partidos vestidos con traje militar, de hacer marchas militares y de aterrorizar a los aficionados rivales con pirotecnia y bengalas. Los amarillos, campeones en 8 ocasiones de la extinta Oberliga, cumplen 30 años sin disputar la Bundesliga, una crisis permanente que no ha evitado que siga siendo un club con una masa social muy importante. Ahora falta por ver cómo resuelve la justicia alemana los graves incidentes del último derbi, que ha pasado de llamarse "derbi del Este" a ser "el derbi de la ultraderecha".