Final anticipada, la que se jugará este próximo miércoles en el Etihad Stadium. Los dos equipos más potentes que quedan vivos en la Champions League se enfrentan en la vuelta de las semifinales para resolver lo que dejaron en tablas en el partido de ida en el Santiago Bernabéu (1-1). En la capital española se vivió un brillante partido de fútbol entre dos gigantes que practican estilos de juego totalmente antagonistas.

Como visitante estaba el Manchester City de Pep Guardiola, el mejor equipo en el ataque posicional, que necesita el balón con el fin de intimidar al rival. En el otro lado, como local, estaba el Real Madrid de Carlo Ancelotti, equipo que ha masterizado el 'catenaccio' del técnico italiano y que es precisamente el triple de intimidante cuando se encuentra recogido en su área y los tres que tiene arriba tienen metros por delante para correr.

Karim Benzema, Vinícius Júnior y Rodrygo Goes, celebrando un gol con el Real Madrid / Foto: EFE

Vinícius, de nuevo hablando sobre el césped

Vinícius viene de una temporada con altibajos. Los altos llegan cada vez que recorta, genera y golea para el Real Madrid, mientras que los únicos bajos no son deportivos, sino que tienen que ver con su difícil carácter y en las numerosas veces que ha sido increpado por las defensas rivales, no sin haber provocado antes.

Sea como sea, contra el Manchester City le esperaba una de las peores parejas de baile de Europa: Kyle Walker. El lateral inglés es potentísimo físicamente, muy poderoso en la carrera y un auténtico bastión defensivo cuando es hora de defender. No obstante, en el partido del Bernabéu, Vinícius ganó claramente la partida, haciendo soñar al inglés con su figura y, para colmo, marcando un golazo para abrir la lata.

Vinícius, eufórico después del golazo que marcó ante|delante del Manchester City / Foto: EFE

Haaland tiene que decir la suya en el Etihad

'Vini' le ganó la partida a Walker, pero también le mojó la oreja en Erling Haaland, que quedó totalmente desenchufado del partido por la exhaustiva labor defensiva que hizo Antonio Rüdiger sobre su persona. El central berlinés, con innumerables faltas tácticas, con su exuberancia física habitual y con una concentración que no bajó en los 90 minutos, secó el ariete noruego.

En el Etihad, sin embargo, Haaland todavía tiene que decir la última palabra. La primera eliminatoria enrareció el ambiente de un equipo que viene imparable durante toda la temporada, pero con la afición de su parte, Haaland pretende destronar a Vinícius y coronarse, como ha hecho en la Premier, como rey de la Champions League.