"Si tenéis algo en mente u os molesta no jugar, venid a verme". Quien habla es Hansi Flick, el flamante nuevo entrenador del Barça, que a las puertas de alcanzar los 60 años ha cumplido un sueño, sentarse en el banquillo blaugrana. Metódico hasta la extenuación, capaz de grabar los entrenamientos, para discernir en frío el estado anímico del equipo, o de pedir los vídeos de como celebran los goles los suplentes, para mantener la máxima armonía en el grupo, Flick estuvo mucho tiempo en la sombra, en el barro, para alcanzar la gloria en el 2020, al lograr el sextete con el Bayern de Múnich.
Y es que así como Joachim Löw fue el asistente avanzado de Jürgen Klinsmann, Flick lo fue de Löw, una pieza indispensable para entender el Mundial de Brasil 2014, en el que la meticulosidad de Flick, jefe de la estrategia y del detallismo extremo, fue clave para que Alemania se alzara con el título, dejando para el recuerdo el 1-7 a Brasil de las semifinales. Y el técnico repetiría la historia años después, siendo el entrenador del 2-8 al Barça de Lisboa, el partido que hizo saltar por los aires la relación de Leo Messi con el club blaugrana.
El alumno aventajado que trabaja en la sombra
Nacido en Heidelberg, ciudad situada al norte de Stuttgart, Hansi Flick inició su carrera como entrenador con solo 31 años, cuando combinó el banquillo con el terreno de juego en el Victoria Bammental, un equipo regional. Antes había pasado por el Bayern de Múnich de Matthaüs, Hoeness, Brehme, Rummenigge y Pfaff, con el que ganó 4 Bundesligas y fue subcampeón de Europa, al perder la recordada final contra el Porto de Futre en 1987, y después por el Colonia. A pesar de ser banquero de profesión, Flick no tardó en decantarse por los banquillos. Disfrutaba analizando rivales y trazando estrategias. En el 2000 fichó por el Hoffenheim, un proyecto ambicioso en el que no acabó de encajar, por las altas pretensiones, por lo que en el 2006 aceptó dar un paso atrás, ser asistente, para seguir aprendiendo. Flick se convirtió en analista del Red Bull Salzburg, ayudando a dos históricos como Trappatoni y Matthaüs, hasta que recibió la llamada de la Federación Alemana de Fútbol.
En el 2006, la selección alemana de fútbol estaba en plena crisis de resultados. El resurgir empezó en el Mundial de Alemania, en el que un equipo prácticamente nuevo alcanzo las semifinales, lo que llevó a la Federación a revolucionarlo todo. Nombró a Jöaquin Löw como nuevo seleccionador, con Hansi Flick como asistente. Curiosamente, ninguno de los dos había jugado nunca con la Mannschaft. Y la decisión resultó ser todo un acierto, ya que Alemania no tardó en recuperar su esplendor. Solo 2 años después, alcanzó la final de la Eurocopa, que perdió contra España. Y la Roja también frustró a Alemania en el Mundial de Sudáfrica, en el que la eliminó en semifinales, con el histórico gol de cabeza de Puyol. A pesar de las derrotas, Alemania volvía a ser una gigante, y lo demostró en el 2014, al ganar el Mundial de Brasil con una superioridad notoria.
El Bayern de los 6 títulos, el premio al trabajo
Después de 8 años en la sombra, Flick aspiraba a algo más. Löw parecía querer dar un paso al lado y Flick pensaba que él sería su sustituto. No fue así, por lo que decidió dimitir para pasar a ser el Director Deportivo de la Federación. Flick había dejado los banquillos para pasar a los despachos y en el 2017 volvió al Hoffenheim, por Director General de Deportes. El plan era crear un proyecto a largo plazo, pero todo cambió cuando Flick recibió una oferta imposible de rechazar, del Bayern de Múnich, para ser el asistente de Nico Kovac. La temporada empezó mal, por lo que el Bayern despidió al croata y nombró a Flick como primer entrenador.
Después de 24 años de trabajo en la sombra, a Hansi Flick le llegó la oportunidad que tanto había esperado, y la aprovechó. En pocos meses transformó un Bayern frágil y muy poco competitivo en un equipo de época que lo ganó todo, seis títulos en un solo año, siguiendo los pasos del Barça de Pep Guardiola. Había nacido una leyenda.
Presión asfixiante y fútbol ofensivo
Aquellos éxitos convirtieron a Flick en una auténtica estrella en Alemania, una imagen que, a pesar del fracaso del técnico como primer seleccionador, no se manchó. El entrenador, de hecho, llegó a ser parlamentario de la Asamblea Federal, propuesto por la CDU de Baden-Württemberg Y es que Flick forma parte con pleno derecho de la denominada Escuela Alemana, luna generación de grandes entrenadores germanos que han triunfado por Europa, con nombres ilustres del nivel de Jürgen Klopp, Thomas Tüchel, Joachin Löw, Julian Naggelsmann o Ralf Rangnick.
Amante del juego ofensivo y de la presión muy adelantada, asfixiante, Hansi Flick tiene una libreta marcada a la que no va a renunciar. Exige mucho trabajo sin balón y rápidas transiciones tras recuperación, además de dominar los partidos y de apostar por la posesión contra equipos de menor entidad. Es por ello que su gran obsesión es la de disponer de muchos extremos que le permitan jugar por las bandas, además de centrocampistas de calidad y todoterrenos y de centrales correctores, muy rápidos. "Lo importante es proteger siempre al grupo. Aunque las cosas no vayan bien, aquí siempre tendréis protección", les dijo Flick a sus jugadores en una de sus primeras intervenciones como seleccionador de Alemania. "Hay que admitir que la presión es inmensa. También es evidente que cuando las victorias no llegan, hay aún más críticas. Eso te vacía, pero al final es parte del trabajo", añadió tiempo después. El Barça debe ser su obra magna, la guinda. Parece estar plenamente preparado.