Para ninguna persona de este mundo las palabras París y Marte pueden llegar a tener una relación tan estrecha como para Helena Arias (Barcelona, 2001). Para ella son mucho más que una ciudad y un planeta. Son una ilusión, un reto, un sueño. La catalana persigue estos dos ambiciosos destinos a través de sus grandes pasiones: el tiro olímpico y la ciencia. Con solo 22 años, intenta clasificarse para los Juegos Olímpicos que se celebrarán el próximo verano en la capital francesa y forma parte del proyecto Hypatia I, conformado por nueve mujeres, que estudia la posibilidad de un viaje a Marte. Todo eso, mientras cursa tres carreras: Ingeniería Mecánica, Ingeniería Electrónica y Física, esta última a distancia. Desde ElNacional.cat hemos tenido el privilegio de adentrarnos en el CAR (Centro de Alto Rendimiento) de Sant Cugat, su residencia, para conocer en primera persona los detalles de esta fascinante historia.
¿Cómo descubriste un deporte tan particular como el tiro olímpico?
Conocí el tiro olímpico gracias a una iniciativa de la Federación Catalana, con 15 años, en el Festival de la Infancia. Ellos organizaban una actividad donde los niños podían ir a probarlo. Buscaban, sobre todo, niños que les gustara o que tuvieran un poco de talento. Les ofrecían unos meses de entrenamiento gratuitos. Empezamos mis hermanos y yo, y hasta aquí hemos llegado de momento.
¿Cuándo empezaste a destacar?
Creo que desde el primer momento, no. Quiero decir, sí que más o menos me iba bien. Además, me gustaba mucho y me implicaba en los entrenamientos, pero creo que he sido una persona que ha ido trabajando y como una hormiga, poco a poco, he ido consiguiendo superar diferentes barreras a nivel de resultados. Cuando empiezas, al menos en la escuela de Barcelona, que está donde empecé yo, haces una hora a la semana en el curso de iniciación. Después, cuando empiezan a ver que estás preparado para pasar al nivel competición, a nivel de club o a nivel de Campeonato de Catalunya, empiezas a entrenar dos horas a la semana. Y poco a poco vas incorporando. Muchas veces en vez de dos horas acabas haciendo cuatro, porque si entre que empiezas, alargas un poco de entrenamiento, después queremos hacer un juego... Haces cuatro horas. Eso se reparte en dos días. Más tarde, cuando empecé a entrenar 50 metros, el entrenador que tenía en aquel momento, que todavía no era Alba, me propuso empezar a entrenar un tercer día y después un cuarto.
¿Para alguien que desconoce qué es el tiro olímpico, qué tiene de especial?
Es un deporte muy completo. Quizás físicamente no es tanto demandante como podría ser, por ejemplo, un atletismo, pero sí que es un deporte sobre todo muy psicológico. A mí me gusta mucho y me enamoré, de hecho, por eso. Es una lucha contra ti mismo. Es un deporte que incentiva mucho la autosuperación. Acabar una competición y en vez de ir a mirar en qué posición de la lista has quedado, mirar cuáles son los puntos que he hecho y compararlos con mi anterior competición. Eso creo que es lo que marca la diferencia en este deporte con respecto a los otros.
Por lo tanto, el factor psicológico es muy importante...
El iro es un deporte muy psicológico. Por mucha parte física que tenga, si mentalmente no estás en la competición, se te puede ir todo al traste. Por eso nosotros aquí en el CAR tenemos psicólogos deportivos. Tengo también la suerte de que mi entrenadora, Alba, es psicóloga deportiva y, por lo tanto, también entiende muy bien cuáles son las situaciones que se pueden llegar a vivir o pueden llegar a pasar una en competición. Es un deporte de mucha rutina: repetición, repetición y repetición y siempre lo tienes que hacer exactamente igual. O al menos esta es la idea, para que siempre salga igual de bien. Obviamente, si sale mal quiere decir que alguna cosa se tiene que cambiar. Eso lo trabajamos mucho con psicólogos, hacemos nuestras rutinas, intentamos que siempre sea, si no igual, muy similar y cambiar el mínimo.
¿Faltan recursos para practicar este deporte?
Sí. Realmente, es difícil conseguir - no solo con el tiro, sino que en cualquier deporte minoritario - dinero. Nosotros tenemos la suerte de que el club está en Barcelona y yo vivo en Barcelona. Lo tenía bastante fácil para poder entrenar, pero en toda Barcelona solo hay un club. No es como el fútbol, que tienes en uno en cada escuela. ¿A escala nacional, el problema es mucho mayor, porque Barcelona es una gran ciudad, pero qué pasa a los pequeños pueblos o con las pequeñas ciudades? Falta gente, pero falta gente porque también faltan clubs. También falta presupuesto para poder ir a las competiciones, tanto nacionales como internacionales. Tengo la suerte de ser una de las pocas personas en toda España que tienen patrocinadores para poder practicar este deporte, pero muy pocos patrocinios son económicos y muy poca gente consigue patrocinios.
Por eso miras al futuro también estudiando tres carreras... ¿Cómo combinas todo?
Tiene un poco de trampa. Estudio Ingeniería Mecánica y Electrónica en doble grado en la UPC. Está muy bien montado este grado porque realmente es como si estuviera estudiando solo una carrera durante 5 años en vez de 4. Y, por otra parte, estudio física. Pero lo hago los veranos, en mis momentos libres, y no hago todas las asignaturas, no voy el día. ¿Por qué? Porque siempre, desde pequeña, me ha gustado mucho aprender. Soy muy curiosa. No me gusta estudiar para los exámenes, pero sí que me gusta aprender y conocer cosas nuevas. La física la escogí porque cuando entré en la Universidad estaba adoptando entre hacer ingeniería o física. Me picaba el gusanillo.
¿Nos puedes explicar cómo es el tuyo día a día? Tiene que ser una locura...
Normalmente, mi día a día es bastante similar. Este año se me ha complicado un poco porque es doble grado, algunas asignaturas son por la mañana y otros por la tarde. Pero en general, en las mañanas estudio - si hago prácticas también lo hago a las mañanas - y por las tardes hacemos entrenamiento: primero el bloque de tiro y después el bloque de entrenamiento físico. Después ceno y cuando acabo vuelvo a estudiar, hago lo que se me haya quedado del trabajo o lo que toque hacer.
¿Entráis cada día, verdad?
Si, cada día de lunes a viernes. Entrenamos también los sábados en otras instalaciones para cambiar un poco de aires y normalmente los domingos tenemos competición.
Aparte de todo esto, como no tienes bastante, también formas parte de Hypatia I, una misión femenina hacia la análoga del Desierto de Marte. ¿Qué es exactamente?
El proyecto Hypatia es una tripulación de nueve mujeres que fuimos de hecho en abril del 2023 al Marte simulado, en el desierto de Utah. La gracia de esta tripulación que ha ido en abril será la que seleccione a la siguiente tripulación para poder volver a repetir la experiencia en el 2025. Este proyecto o tripulación no solo tiene la misión de ir a la Mars Research Desiertoì Station, que es esta estación de Utah, sino que también hacemos mucha promoción y divulgación científica. Y de referentes científicos femeninos, que tenemos pocos.
¿Has encontrado alguna vez dificultades en tu deporte o en el mundo de la ciencia para ser mujer?
No he encontrado nunca. Tengo la suerte de que no he encontrado nunca. Con el tiro hemos tenido obstáculos, pero tanto hombres como mujeres porque es un deporte minoritario y no hay bastante apoyo o no hay bastante visibilización para poder conseguir estas ayudas. En el caso de la ciencia, tampoco he encontrado ningún obstáculo para ser mujer, pero sí que es cierto que se puede ver en el aula, en la Universidad. En mecánica somos diez mujeres en una clase de 60 y a electrónica somos seis mujeres en una clase de 60. Los porcentajes son muy bajos.
¿Y en el tiro?
Hay un poco de trampa en el tiro porque es un deporte que tiene muchas modalidades. Tiene las modalidades olímpicas, que son las que vemos por la tele, pero también hay otras, como las armas históricas. En las modalidades olímpicas, realmente, en carabinas tenía un 50-50, bastante similar. Con pistola sí que sería un 25-75. 25% mujeres, 75 hombres. En otras modalidades sí que las mujeres quizás llegan al 10%.
¿A qué crees que se debe esta diferencia?
El tiro es un deporte que, tradicionalmente, era de hombres y supongo que, como en cualquier otro deporte, las mujeres llegaron al deporte más tarde que los hombres. Creo que las modalidades olímpicas, por ejemplo, son las que tienen más visibilidad y, por lo tanto, también son las que también son las que practican más a la gente joven. En este sentido, es más fácil conseguir estabilizar un poco o conseguir un equilibrio en porcentaje de género. En las otras modalidades faltan mujeres. Y no sé en qué es debido exactamente. Lo único que sé es que este porcentaje de mujeres cada vez va creciendo.
¿Cómo será la evolución de este deporte?
La gente que empieza en este deporte no suelen ser niños muy pequeños. La edad mínima para poder competir son ocho años y la edad mínima para poder entrenar en según qué clubs son 10. Es un deporte que requiere un poco de conciencia porque necesitamos unos mínimos de seguridad. La gente ahora suele empezar más temprano, entre los 10 y los 14 años. Yo empecé un poco más tarde que el resto de la gente, pero sí que es cierto que hay muchos jóvenes y mucha gente nueva. Al menos en mi club, siempre llenan el curso de iniciación, nunca quedan plazas libres. Creo que tendremos futuro.
El 2024 puede ser un año muy especial para ti. Al horizonte tienes París y el siempre vibrante proyecto de Hypatia. ¿Cómo lo encaras?
En el 2024 intentaremos conseguir la plaza olímpica. No la tenemos asegurada, pero tampoco es imposible. Ahora mismo, con el nivel con que estamos entrenando, no es pensar en fantasía. Hoy día, el año 2024, la prioridad serán los Juegos. También seguiremos trabajando con el proyecto de Hypatia, pero con proyección del 2025. Queremos volver a la Mars Research Desert Station en el 2025. Primero una cosa y después la otra. Pero más o menos todo se irá cocinando a la hora.
¿Antes de ir a dormir sueñas con los Juegos?
¡Sí, sí! A mí me encantaría llegar a unos Juegos. Si no está en París está en Los Ángeles. París no es imposible, pero sabemos que las probabilidades son muy bajas. Quedan muy pocas plazas; sin embargo, sí que nos estamos preparando al máximo, tanto a nivel físico como a nivel conciencia.
Te lo tomas como un objetivo a largo plazo...
Sí, sí. Y la cabeza lo sabe y lo nota.
¿Te has podido ya relacionar con algún deportista olímpico?
La gente que ha ido a unos Juegos Olímpicos no dejan de ser deportistas normales y corrientes, como la mayoría de gente. Al menos aquí en el CAR. Son gente que trabajan mucho, eso sí, y cuando se ponen en un objetivo no dejan de luchar por conseguirlo. Intento yo también ser así. Bien, desde pequeña siempre he sido muy persistente, siempre he ido a por mis objetivos y me puedo incluso ver reflejada en gente como los deportistas que han ido. Transmiten mucha confianza también en sí mismos y muchas ganas de hacer proyectos deportivos y sacarlos adelante.
¿Si te tuvieras que quedar con un nombre, cuál sería?
Deportistas que conozco, por ejemplo, no están en el CAR, pero Fàtima Gàlvez, que también es deportista de tiro olímpico. Ella, de hecho, ya ha ido a unos Juegos Olímpicos y ganó medalla de oro en equipos mixtos con Alberto. Para mí es una referente. Tiene las cosas muy claras. Sabe qué es lo que tiene que hacer y cómo lo tiene que hacer y en la que se lo propone, hacia allí va.
Para acabar, una pregunta clásica: ¿cómo te ves dentro de cinco años?
Dudo de que pueda dedicarme únicamente al tiro. Ojalá pudiera ser así. Sin embargo, la ciencia me encanta y me encanta la investigación y también estoy dirigiendo parte de mis esfuerzos al poder crecer académicamente. Creo que en el futuro me gustaría hacer investigación y, por lo tanto, probablemente, en cinco años estaré estudiando quizás un doctorado. No sé dónde, ni cómo. La gracia será poder compaginarlo también con el tiro.