La Copa Davis era sinónimo de tradición y pasión. Los mejores tenistas del mundo esperaban con ansias este torneo para representar a sus países al lado de su público. Todo esto se convertía en la fiesta del tenis: estadios llenos hasta la bandera y los mejores jugadores del circuito adoptando un rol diferente del resto del año. Ahora, sin embargo, parece que todo eso se ha perdido. De forma progresiva, esta magia ha desaparecido, finales a punto de ver una competición apagada, sin casi seguimiento ni estrellas.

La Copa Davis, en una vorágine de autodestrucción de difícil salida

Este mes de septiembre, después del US Open, el último Grand Slam del año, la Copa Davis se ha reanudado con la fase de grupos que se está disputando en el pabellón de la Fonteta de Valencia. España ya hizo su debut, con una trabajada victoria contra la República Checa gracias a un Carlos Alcaraz estelar. Se esperaba, por fin, un estadio que hiciera honor a la histórica competición. No obstante, el ambiente volvió a ser decepcionante. Hubo más público que el resto de partidos, principalmente por el factor local, pero muy lejos de poder colgar el cartel de sold out.

Carlos Alcaraz ejecuta una derecha en la Copa Davis cono España / Foto: EFE
Carlos Alcaraz ejecuta una derecha en la Copa Davis con España / Foto: EFE

Más preocupante todavía fue el aspecto que mostró el pabellón de la Fonteta el martes por la tarde, entre la eliminatoria que midió a Australia y Francia. Las graderías estaban casi vacías y el partido pasó prácticamente desapercibido. En poco más de una década, se ha pasado de estadios llenos celebrando cada punto como si fuera un gol a estadios con un ambiente desolador. La intención de Kosmos y Gerard Piqué cuando tomaron el poder del torneo era convertirlo en una especie de Mundial del tenis, pero el resultado, a excepción del año del debut del nuevo formado (2019) con Rafa Nadal compitiendo en Madrid, ha sido decepcionante.

Àlex Corretja: "El tenis no es como el fútbol"

Los intentos de Kosmos no han servido para resucitar una competición que hoy día parece muerta, no solo para el público, sino que también para los protagonistas del circuito. "El tenis no es el fútbol. A un Mundial de fútbol la gente va en verano, se lo propone, se gasta el dinero en un billete de avión. El Australia-Francia es una eliminatoria espectacular, con jugadores buenísimos, entre ellos algunos de los mejores del mundo, pero en Valencia a las 16:00 de un martes... Por mucho que te guste el tenis, es imposible que lo vivas como un australiano o como un francés", explica Àlex Corretja en una entrevista a la Cadena Ser.

Por lo tanto, la única solución que se prevé a este problema es un cambio de formato. De momento, para la organización parece descartado. De hecho, de aquí poco se tendrían que conocer las sedes del 2025. Pero para el público parece urgente volver a un formato tradicional, con eliminatorias de local y visitante, para volver a vibrar con su selección.