Dani Olmo y Joan Laporta han sido los 2 nombres propios del Barça en este inicio del 2025. El primero, por verse fuera del club blaugrana por un asunto burocrático, con LaLiga y la RFEF defendiendo con todo que su inscripción no era posible. Y el segundo, por ser acusado por todos como el gran culpable de la situación, hasta el punto de que la oposición le ha pedido la dimisión y le ha amenazado con una moción de censura.
Al final, Dani Olmo ha terminado inscrito, aunque sea cautelarmente, y Joan Laporta respira, preparado para dar todas las explicaciones pertinentes el próximo martes. Y lo hará con una sonrisa en los labios, después de que el Barça se haya llevado la Supercopa de España con una goleada histórica contra el Real Madrid.
Dani Olmo se saca un gran peso de encima
Dani Olmo ha jugado la final, inscrito como jugador del FC Barcelona. Lo ha hecho en el momento más delicado, la última media hora con el Barça con un jugador menos. La situación no le ha permitido brillar, aunque el de Terrassa ha ayudado a tener el balón y se ha desgastado en defensa.
Ya en la celebración, Dani Olmo ha dejado una imagen que no ha tardado en viralizarse en las redes sociales. Mira a la afición y hace su gesto típico, el de señalarse el reloj, una celebración que también realiza otros compañeros. Después besa el escudo del Barça y hace gestos de que él se queda en el equipo, una manera de quitarse de encima toda la presión y el sufrimiento de los últimos días. Su único objetivo era quedarse en el Barça y lo ha logrado.
Joan Laporta y su celebración con los jugadores
Y Joan Laporta no se ha quedado atrás, ya que ha dejado salir toda la presión acumulada con una celebración por todo lo alto. El presidente, de hecho, se ha abrazado con Dani Olmo. Después de que los jugadores levantaran la copa, Joan Laporta se ha acercado la plantilla, que le ha recibido con gritos y aplausos y ha cogido la copa, para levantarla en dos ocasiones con los futbolistas. Un momento de euforia made in Laporta.
Mientras, en otra imagen importante, se ha podido ver al resto de directivos aplaudiendo, felices, mientras que Rafa Yuste, vicepresidente deportivo y gran amigo de Laporta, no podía contener las lágrimas. Y es que en los últimos días lo han pasado realmente mal. Todo ha terminado con un final feliz.