El partido entre Irán y Estados Unidos había generado mucho interés por las evidentes vinculaciones históricas por ambas naciones, envueltas en conflictos bélicos y que en Qatar se han visto encuadrados en el Grupo B. Además, el azar ha determinado que el encuentro entre ambos, en la tercera y última jornada, fuera toda una final para poder pasar a los octavos de final de la Copa del mundo. No obstante, no ha hecho falta esperar a que rodara el balón para encontrar el primer hecho noticiable, a la par que lamentable, que ha sucedido en el estadio Al Thumama. Y es que, en los minutos previos, las autoridades han expulsado del estadio a un aficionado norteamericano porque tenía un brazalete con los colores del arco iris en su brazo.
Expulsado antes de que empezara el Irán-Estados Unidos
Es una más de las polémicas referentes a la persecución de aquellos que quieren reivindicar los derechos de la comunidad LGTB durante la disputa del Mundial de Qatar. Ya antes de que echara a rodar el balón, algunas voces importantes de Qatar advirtieron a los visitantes que en su país no tendrían las mismas libertades que fuera de él, y que "debían respetar su cultura". Luego, la enorme polémica por el brazalete "One Love" que la FIFA no permitió llevar a los capitanes de las selecciones a riesgo de ser sancionados con una tarjeta amarilla.
Más recientemente, la historia de Mario Ferri, el "Superman" de Qatar, que saltó durante el Portugal-Uruguay con una bandera reclamando paz y con un mensaje de apoyo a las mujeres de Irán y los afectados por la guerra en Ucrania. Ahora, solo un día más tarde, este aficionado que ha querido asistir al partido de su selección con este brazalete y en cuanto lo han advertido los miembros de seguridad del estadio ha sido rápidamente expulsado del recinto. Es solo una muestra más de la poca tolerancia de los organizadores de una Copa del Mundo en la que, como se está demostrando, no todo el mundo es bienvenido.
Una muestra más de que no todo el mundo es bienvenido en este Mundial
Ya sin el aficionado dentro del estadio, otra de las grandes incógnitas del partido, más allá del resultado final y de saber si alguno de los dos pasaría a los octavos de final, era en el momento de los himnos, más concretamente en el iraní. En las últimas horas, algunas informaciones aseguraban que las familias de los futbolistas persas habían recibido amenazas si los jugadores no cantaban el himno en señal de protesta por la represión contra las mujeres que se está viviendo en su país.
Ya lo habían hecho en la primera jornada, y podía esperarse que en un partido de la trascendencia de este lo volvieran a hacer, pero finalmente, los futbolistas de Carlos Queiroz sí que han entonado la letra de su himno. Quizá muchos lo hayan hecho contra su voluntad. En resumen, por si alguien todavía lo dudaba, el fútbol es mucho más que eso.