El 11 de noviembre es una fecha muy importante en Gran Bretaña. Se celebra el Remembrance Day o Día del Recuerdo, conocido popularmente en el Poppy Day, al ser una amapola roja, una poppy, la que representa la conmemoración. La fecha proviene de las 11h del 11 de noviembre de 1918, 11 del 11 a las 11, cuando se firmó el armisticio entre el Imperio Británico y Francia con Alemania, para poner el punto y final a la Primera Guerra Mundial. Es, pues, un día para recordar a los soldados británicos caídos en la Primera y la Segunda Guerra Mundial. El uso de la amapola proviene del poema de guerra In Flanders Fields, escrito durante la Gran Guerra por el teniente coronel médico John McCrae. En el fútbol británico, por ejemplo, es tradicional que por estas fechas los jugadores y entrenadores luzcan una amapola roja en el pecho, un acto con el que no todos están de acuerdo.
Y es que desde hace unos años, un jugador que se rebela es el norirlandés James McClean, que nunca ha portado la amapola y, según sus propias palabras, jamás la portará. "Nunca me doblegaré para comprometer mis convicciones", ha reiterado recientemente, en un documental, volviendo a abrir el debate.
El día que McClean renunció a Irlanda del Norte para jugar con Irlanda
Nacido en Derry (Irlanda del Norte) en el seno de una familia católica, James McClean no tardó en despuntar con un balón en los pies. Centrocampista ofensivo, con llegada y muy intenso, McClean destacó en el equipo de su ciudad, el Derry City, hasta llamar la atención del Sunderland. Su nivel llamó la atención de los técnicos de Irlanda del Norte, que le propusieron jugar con la selección. La respuesta de McClean fue tajante. “Cualquier católico mentiría si dijera que se siente cómodo viendo esas banderas y oyendo esas canciones. Como católico, no te sientes en casa en el equipo de Irlanda del Norte", afirmó el centrocampista.
Estas declaraciones provocaron que grupos ultras protestantes le amenazaran, pero McClean, convencido de sus creencias, decidió jugar con la selección de Irlanda. "Me encantan los ladridos de perro que estoy recibiendo de los conmocionados aficionados de N.I (Irlanda del Norte), preocuparos de ver a vuestro país en la Eurocopa... oh, espera, me equivoco, risas incómodas", respondió el jugador, que entonces solo tenía 23 años, haciendo referencia a que Irlanda del Norte no se había clasificado para el torneo.
Los motivos de McClean para renunciar a la amapola
Fueron pasando las temporadas y McClean fue creciendo como jugador. Pasó por el Wigan, el West Bromwich Albion y el Stoke City, antes de aterrizar en Gales, en el Wrexham. A sus 35 años, cerca de la retirada y con 103 partidos internacionales con Irlanda a sus espaldas, cada vez que se acerca el 11 de noviembre resurge la polémica.
"No me ofende que la gente lleve la amapola, en absoluto, lo que sí me ofende es que me intenten imponer la amapola. Se ha adoptado para honrar y recordar a los soldados británicos que han servido en todos los conflictos del mundo, incluidos los que abrieron fuego y asesinaron a 14 civiles inocentes el sangriento domingo de enero de 1972, en mi ciudad natal, así como muchos otros crímenes brutales en toda Irlanda. Por eso nunca he llevado ni llevaré una amapola". Palabra de McClean.