Jason Statham es uno de los actores de películas de acción más populares de los últimos años, el heredero de mitos como Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger, Bruce Willis o Dolph Lundgren. Lo que pocos saben es que antes de dedicarse a la interpretación fue saltador de trampolín, hasta el punto de quedarse en dos ocasiones a las puertas de participar en unos Juegos Olímpicos, en Seúl 1988 y en Barcelona 1992. Statham fue pasando los clasificatorios, hasta caer eliminado en la última ronda que daba acceso a formar parte de la delegación británica de los Juegos Olímpicos.
La obsesión de Jason Statham
Todo cambió en la vida de Statham en unas vacaciones familiares en Florida, cuando quedó hipnotizado al ver en un hotel a un huésped haciendo acrobacias desde un trampolín. "Lo tuve claro. 'Cuando vuelva a casa, voy a hacer eso', pensé. Tenía unos 11 o 12 años cuando me apunté al club", explicó el Statham en una entrevista en la BBC. El protagonista de Transporter iba en serio y al volver a Inglaterra logró ser admitido en la British National Diving School, en 1985. Statham evolucionó su técnica a una velocidad de vértigo, hasta el punto de ser considerado el 12º mejor saltador del mundo, pero en 1988 recibió el primer revés, al quedarse fuera de los Juegos Olímpicos de Seúl.
Dos años después, Jason Statham logró representar a Inglaterra en los Juegos de la Commonwealth, en las categorías 10, 3 y 1 metros, aunque tuvo una actuación discreta. En 1992, el actor volvió a intentar cumplir su sueño de ser olímpico, en las clasificatorias para Barcelona 92, pero el hecho de que Gran Bretaña solo enviara a dos saltadores no le ayudó, y se quedó de nuevo fuera. "El salto de trampolín era un hobby. Siendo un deportista amateur no ganaba nada", manifestó en una entrevista a IGN. De hecho, en sus años como saltador, Statham trabajaba "vendiendo en las esquinas perfumes, joyas y otros objetos que parecían caros". Había llegado el momento de cambiar de especialidad.
De las piscinas al cine de la mano de Guy Ritchie
El nuevo giro de guion en la vida de Jason Statham se produjo en 1998. Por aquel entonces, el inglés era modelo de marcas como Levi's y Tommy Hilfiger y en una fiesta coincidió con el director Guy Ritchie, que estaba trabajando en su segunda película, Lock and Stock. Ritchie estaba buscando a un actor para el papel de un timador callejero, por lo que le ofreció a Statham el trabajo, al conocer su pasado como vendedor ambulante. La película fue un bombazo y fue seguida de Snatch, en la que Statham compartió cartel con Brad Pitt o Benicio del Toro.
Aquellas dos actuaciones catapultaron a la fama a Jason Statham, que pasó a ser uno de los grandes actores de películas de acción, como Transporter, The Italian Job, Colateral, Cellular, Crank, Spy o Los Mercenarios. No es extraño que en la mayoría de sus escenas de acción el actor no necesite doble, y menos si estas se producen en el agua.