El Barçagate ha entrado en un nuevo escenario después de las últimas detenciones y que la jueza levantara el secreto de sumario de la causa. El expresidente Josep Maria Bartomeu y su exasesor Jaume Masferrer son los principales implicados en el caso I3 Ventures, el escándalo de las redes sociales.
Y uno de los afectados de la difamación a través de las redes fue, entre muchos otros, Jaume Roures. El empresario, víctima de páginas de Facebook como Jaume, un film de terror, ha afirmado en RAC1 que se ha personado como acusación particular contra Bartomeu y Masferrer. Roures explica que ya ha depositado la fianza de 7.000 euros que pedía la jueza, y les acusa de calumnias e injurias, además de administración desleal y corrupción entre particulares.
"Quedan retratados"
"Quedan retratados todos estos individuos", afirma con contundencia Roures. También dice que "no tienen ningún tipo de moral" y que todo es "ridículo y patético" en estas "campañas de mentiras". "Tienen problemas en el cerebro grandes, es muy enfermizo", añade.
Roures recuerda que "cuando saltó el Barçagate o Bartogate, como le queráis decir, denunciamos yo personalmente y Mediapro tanto por injurias y calumnias como por administración desleal". "Denunciamos nosotros y Dignidad Blaugrana, y después se inició este proceso, que todavía hoy está lleno de mentiras", explica.
Aún sobre el caso y la investigación, el empresario afirma que en referencia al registro del pasado lunes en casa del expresidente blaugrana, que "Bartomeu tenía una pila de documentación del Barça y de este asunto". Además, afirma que "Bartomeu retrasó la convocatoria de elecciones porque no quería que se descubriera este pastel".
Roures negoció un patrocinio del Camp Nou
A todo esto, también explica que hace unos años se reunió con la cúpula directiva del Barça, con Josep Maria Bartomeu, el CEO Òscar Grau y el entonces vicepresidente Manel Arroyo, para negociar un patrocinio por el Camp Nou. Y Bartomeu le puso como condición que retirara la demanda por espionaje que tenía interpuesta contra Sandro Rosell.
"Las veces que me reuní con Òscar Grau no tenía nivel para ser CEO. Quizás era una maravilla como jugador de balonmano, pero para el resto dejaba mucho que desear", añade todavía sobre estas negociaciones que no acabaron llegando a un acuerdo.