Joan Laporta ha terminado el Clásico entre el Real Madrid y el Barça muy enfadado con la actuación del árbitro José María Sánchez Martínez, hasta el punto que una vez ha concluido el encuentro, el presidente blaugrana no lo ha dudado y ha bajado a la zona de vestuarios, para mostrarle su descontento en persona al colegiado. El hecho ha sido público porque el propio Sánchez Martínez lo ha añadido al acta del partido.
“Una vez finalizado el partido y encontrándonos el equipo arbitral dentro del vestuario, accede a él el presidente del FC Barcelona D.Joan Laporta Estruch solicitando explicaciones de forma reiterada sobre algunas situaciones del partido. Ante estos acontecimientos, fue invitado a abandonar el vestuario arbitral, sin más incidencia”, ha escrito el colegiado murciano.
Las quejas del Barça en el Clásico
El enfado de Laporta viene dado por la disparidad de criterios del árbitro a la hora de decidir sobre acciones polémicas dentro de las áreas. Con 2-0 y el Barça atacando con insistencia, Dani Carvajal ha derribado dentro del área a Robert Lewandowski. En la repetición se aprecia claramente como el lateral madrileño derriba al delantero, golpeándole en la cadera. Sánchez Martínez no ha considerado que fuera penalti, así como tampoco Hernández Hernández, el árbitro encargado del VAR.
En el tiempo de descuento, y con el Barça buscando desesperadamente el 2-2, el VAR sí ha llamado a Sánchez Martínez, en apreciar penalti de Eric Garcia a Rodrygo dentro del área, por un pisotón. El penalti era claro, por lo que el árbitro no lo ha dudado. El problema, además del precedente de la acción de Lewandowski, es que Rodrygo arranca la acción en fuera de juego, un hecho que el VAR ha obviado. Además, ya en la primera parte se ha producido otra acción polémica, un codazo de David Alaba a Lewandowski que podría haber sido tarjeta roja, pero que también ha pasado desapercibido por el equipo arbitral.
También perjudicados en Europa
A pesar de ser competiciones diferentes, el Barça ya llegaba muy molesto con los arbitrajes que está recibiendo esta temporada, pues una parte de la debacle en la Champions League, de la que está prácticamente eliminado, es culpa de los árbitros. En Múnich, con 0-0 en el marcador, Dembélé fue víctima de un penalti muy claro que tanto el árbitro principal como el del VAR no apreciaron.
Y más grave fue lo que sucedió en Milán, donde a Pedri le anularon un gol erróneamente, por unas manos involuntarias previas de Ansu Fati, una decisión incorrecta después del cambio que se produjo el pasado verano en el reglamento. El colofón todavía fue peor, pues en el descuento, el VAR convirtió un penalti claro por unas manos de Dumfries en unas inexistentes manos de Ansu Fati. El penalti podía haber sido el 1-1, sin tener en cuenta el gol anulado a Pedri. Curiosamente, el colegiado del VAR era el mismo que también estuvo en la sala VOR del Bayern-Barça, el neerlandés Pol van Boeke, una coincidencia que no hizo más que aumentar el enfado del Barça.