El Barça estuvo muchísimo tiempo metido en el culebrón de la renovación, fichaje, o refichaje de Ousmane Dembélé, sea cual sea el nombre que se le deba dar. El futbolista francés pasó por todas las fases. Parecía estar renovado, luego se enquistó todo y todo apuntaba a que saldría traspasado en enero. Pero no quiso, y el club le castigó sin jugar hasta final de temporada hasta que medió Xavi Hernández y consiguió que le dejaran alinearlo. Pasó de los pitos a los aplausos, y llegados al verano, renovó de forma sorprendente, una vez ya se había agotado su contrato.
La confianza de Xavi, clave en el resurgir de Dembélé
El papel de su entrenador Xavi Hernández fue clave. Le mostró toda la confianza del mundo, y le hizo saber al club que debían hacer lo posible para que se quedara. Dembélé lo valoró mucho, y también hizo lo que estuvo en su mano para seguir. Así pues, el francés puso su firma en el contrato que lo mantenía de blaugrana hasta junio de 2024, un par de temporadas más.
Dembélé firmó cobrando mucho menos de lo que empezó pidiendo Moussa Sissoko, su representante, pero las dos partes acordaron una cláusula de salida de 50 millones por si quería salir antes de la finalización del contrato. En lo que a fútbol se refiere, el Mosquito sigue siendo un jugador muy guadianesco. En un mismo partido, puede encadenar tres regates fantásticos con dos decisiones pésimas, lo que desespera al barcelonismo. Aparece y desaparece, como el Guadiana.
La cláusula de 50 millones, un caramelito en Europa
Pero, la última muestra de todo su potencial la dio en los cuartos de Copa del Rey contra la Real Sociedad. Dembélé ganó el partido y la eliminatoria. No solo por su golazo, que al final fue el único del partido y el que decidió el signo del mismo, sino que tuvo un acierto altísimo en el regate y generó muchísimo peligro encarando una y otra vez a Diego Rico, en la primera mitad, y a Aihen Muñoz, en la segunda.
Xavi siempre ha reivindicado que Dembélé puede ser de los mejores del mundo, y partidos como este le dan la razón. El propio Dembélé y su entorno lo saben, y van a pedirle al Barça más dinero para seguir más allá del 2024. Laporta lo tiene complicado, pues el límite salarial no le da un respiro al Barça. En verano, probablemente, haya varios clubes dispuestos a pagar esos 50 millones de euros que se llevarían a Ousmane de Barcelona. El club intentará convencerle de que no se vaya, y sin dinero en la caja, deberán buscar fórmulas alternativas que, por ahora, no existen.