Joaquim Maria Puyal, 67 años, celebra hoy sábado una fiesta para conmemorar los 40 años que lleva retransmitiendo partidos de fútbol en catalán, diez de ellos en Radio Barcelona y los otros treinta en Catalunya Ràdio. Puyal es un locutor admirado que ha sentado cátedra en el medio. Dice que el afecto, la estima que ha sentido de parte de los aficionados, es lo mejor que le ha podido pasar en su experiencia radiofónica. Cree que se retirará pronto y reconoce que su defecto es ser muy obsesivo.
Una cosa que tenía que ser normal, hablar catalán en su país, acaba siendo una cosa excepcional.
Cuando empecé, ya hacía ocho años que hacía radio en castellano. El catalán estaba reducido a algunos programas de tele y radio. Había muy poca presencia. En aquel momento, hacer fútbol en catalán no era normal. Es muy diferente la perspectiva de ahora a la de entonces.
¿Usted ha influido en la normalización del catalán?
Tenemos que ser conscientes de que nuestro trabajo tiene trascendencia. Y en este sentido, compromete también los intereses de nuestros empresarios, la línea editorial, la vinculación de los profesionales con el principio ético de decir la verdad y seguir un criterio de honradez. Todo eso va en contra del vender por vender, del todo vale por la audiencia y en contra de buscar el impacto por encima del negocio. Los que hablan en catalán, o en castellano o en inglés, conforman sobre su auditorio una presión lingüística. Hemos tenido trascendencia en este sentido.
¿Fútbol en catalán nació siendo un sueño o una necesidad?
Un día con el jefe de deportes de Radio Barcelona, un valenciano de Gandia, Paco Peris, le dije: "¿Si hablamos en catalán en la redacción, por qué no hablamos catalán en el estudio?"
Y él me dijo: "Hombre, ya lo sabes, está prohibido".
Estábamos en la época de frontera, cuando se moría el general y se veía que empezaba un cambio. Fuimos a Madrid. La SER nos lo autorizó. En la onda media hacían Carrusel Deportivo y la FM era una cosa secundaria en aquella época. Ahora es al revés. Nos faltaba financiación, era una idea arriesgada y sin precedentes y tuvimos la suerte de encontrar a La Caixa, que nos dio un apoyo básico. Y por suerte hemos podido ir renovando cada año.
El fútbol ha sido el apoyo donde he podido proyectarme toda la vida
¿Qué significa el fútbol para usted?
Muchas cosas. Desde el punto de vista profesional ha sido el apoyo donde he podido proyectarme toda la vida. Desde el punto de vista personal significa una asignatura pendiente que no aprobaré nunca, porque era muy malo jugando. Desde el punto de vista lingüístico también es interesante porque futbol en catalán cambia la grafía del inglés football pero se respeta la aguda. Podríamos hablar mucho más... porque el fútbol también se identificaba, según algunos sociólogos en la época de Franco, como el opio del pueblo. Hubo un momento que daba cierta vergüenza hablar de fútbol.
¿Qué sería Puyal si no fuera locutor?
La verdad es que no lo sé. Es una hipótesis bastante difícil de imaginar. Porque hace muchos años que me sentí seducido por la palabra y la comunicación. No puedo evitar reconocer que soy un esclavo de la comunicación y me gusta preguntarme los por qué de la comunicación. A mí la comunicación me interesa. ¿Cómo trasladamos al oyente una realidad? ¿Hasta qué punto podemos interceder nosotros e influir en eso que decimos manipular? ¿Hasta qué punto tenemos derecho a expresarnos artísticamente en una cosa que es la comunicación mediática? Creo que se entiende desde la óptica periodística, que tiene que ser estricta en el reflejo de la realidad. Son habilidades comunicativas, que son el oficio de la palabra, del lenguaje, del gesto, de la pausa.
Cuando hay industriales que confunden todo eso, que lo mezclan con los objetivos de negocio sin condiciones, yo me siento agredido. Porque los industriales que hacen comunicación no son iguales que los comerciantes. Nosotros articulamos mensajes que tienen un compromiso con la realidad, con la conciencia profesional, con los principios deontológicos, y eso me atrae.
En la radio a veces se hace magia...
Pero la magia también la hacemos en la vida. Cuando tenemos emociones, cuando nos sentimos golpeados, cuando nos enamoramos... hacemos cosas mágicas. Somos capaces de encontrar excusas magníficas para llegar tarde al trabajo o de encontrar palabras que ni conocíamos para decirle a aquella persona que la amamos.
Puyal se hace viejo, pero LaTdP no
¿Aguanta a primera línea porque es muy bueno o es muy hábil?
La primera línea la marca la competencia. Mientras tú tienes un discurso, y unos colaboradores que te ayudan a pronunciar este discurso que es seguido por mucha gente, se refleja en los estudios de audiencia. Con los estudios puedes conseguir ingresos publicitarios, con los ingresos puedes conseguir recursos y con estos recursos puedes conseguir a la mejor gente o utilizar más dinero en la producción de tus mensajes. Si este círculo virtuoso se mantiene, significa que estás en primera línea. Si este círculo virtuoso se debilita, quiere decir que irás perdiendo posiciones. Siempre he tenido la gran suerte de tener grandes colaboradores, desde el principio hasta ahora. Toda esta gente le da al programa una vitalidad que no tiene Puyal. Puyal se hace viejo, pero LaTdP no. Yo no estoy en primera línea pero lo que estamos ofreciendo, sí.
¿De dónde hereda el estilo de narración?
Como todo el mundo, yo aprendí y copié a mis predecesores. Inicialmente, mi estilo estaba muy influido por Miguel Ángel Valdivieso, José Félix Pons, José Luis Fernández Abajo, Pedro Ruiz (que me introdujo en Radio Barcelona)... De cada uno mirabas qué te gustaba, pero poco a poco vas encontrando tus propias soluciones hasta que, más o menos, construyes la tuya propia. Siempre he creído que es innecesario gritar todo el rato. Cuando la pelota está en la defensa quizás no hace falta. Soy partidario de ajustar el ritmo y el tono a la emoción del momento. El estilo que a mí me gusta es el de cuando el oyente ya sabe si su equipo está ganando o perdiendo a los diez segundos, y se hace una idea sobre si aquella jugada es interesante o no.
¿Qué piensa del nivel de la prensa deportiva?
Soy muy respetuoso con los colegas. Yo siempre me asumo como uno de los nuestros. Siempre tenemos que pensar que la crítica es necesaria desde una posición interna. Las claves de la prensa deportiva son las mismas que las de la prensa generalista. Somos víctimas de la situación económica, de los cambios de hábito del lector, de las nuevas plataformas... Cuando yo empecé ahora hace casi 50 años, recuerdo que el diario publicaba la hora del partido del Barça porque el club pagaba. Ahora es demasiado fácil hacer la lectura simplista y decir que el sector está muy mal. No hay un único responsable ni una única razón. Otra cosa a destacar es que hace 30 o 40 años no había reconocimiento de parte. Parecía que los periodistas tenían que ser vírgenes. Tú eras periodista pero no podías ser de ningún equipo.
Para mí el Barça significa un montón de cosas. La fuerza del Barça sigue siendo muy grande
¿Qué significado tiene al Barça para usted?
Significa un montón de cosas. Un día, Jaume Langa, exfisioterapeuta del club, me dijo: "Quim, cuando yo entré aquí, el Barça era una familia. Ahora que me voy, es una empresa". Recuerdo que el Barça tenía una telefonista que se llamaba Trini. Y yo llamaba a la Trini y ella me decía a qué hora se entrenaban los jugadores. En la Masia, al lado del Camp Nou, el club tenía las oficinas, el despacho del presidente... allí estaba todo el mundo. Y tampoco estoy hablando de hace mucho tiempo, era hacia finales de los años 60. Pero la fuerza del Barça sigue siendo muy grande. Ha sido capaz de incorporar clientes, seguidores, supporters de todo el mundo. Yo he viajado bastante y alguna vez me he encontrado con dificultades en alguna frontera y enseñando alguna cosa del Barça se abren las puertas. Estoy hablando de fronteras de países donde no todo es tan sencillo como en Occidente.
¿Imagínese que tiene 20 años, como vería el Puyal que está haciendo LaTdP?
Como un señor mayor. Seguramente lo escucharía porque lo haría mi padre, mi entorno o por hábitos de la familia. Quizás también lo escucharía porque en la transmisión hay mucha gente de mi edad o quizás no escucharía la radio y estaría navegando por internet mientras juega el Barça. No lo sé, no te puedo contestar.
Hábleme un poco bien de usted...
Procuro ser buena persona.
¿Y profesionalmente?
Procuro ser buen profesional. Pero eso comporta aspectos que pueden ser valorados de manera diversa. Es mucho más fácil definirme como persona que como profesional.
¿Cuál es su gran debilidad?
Soy excesivamente obsesivo. Ser autocrítico y revisionista te hace torturarte. Pero las gratificaciones son inmensas. Y te das cuenta de que profundizando en tu trabajo, en la comunicación, te ayuda a entender la vida. En el fondo estamos viviendo. No estamos haciendo otra cosa. Pero tenemos la suerte inmensa de vivir una cosa que nos gusta. El hombre que vende refrescos es mucho más heroico que nosotros. Porque hace un trabajo por el cual no tiene interés. Y quizás lo hace para llevar dinero a casa, para pagar el alquiler o la escuela de los hijos. La vida es como es.
Me he sentido muy halagado y extraordinariamente reconocido
¿Qué es lo más injusto que han dicho de usted?
Yo me he sentido muy halagado y extraordinariamente reconocido. A veces, por la calle la gente te ve y te hace un guiño. La gente es muy sobria, prudente y nunca me he sentido agredido. Me considero una persona muy afortunada.
¿De todo lo que ha inventado, qué éxito le ha sorprendido más?
Hay el sistema clásico de hacer las cosas por intuición. Ahora tenemos herramientas para cuantificar el éxito. En un Barça-València de esta temporada, los compañeros de LaTdP me comentaron que un vídeo que habíamos colgado en Twitter sobre un atropello de unos seguidores de fútbol estaba teniendo gran éxito en la red. Yo, en directo, pregunté de dónde salió, quien lo propuso... y pedí que investigaran. Entonces resultó que el vídeo lo había ofrecido el despacho de abogados, dolidos porque el juez había desestimado su recurso. Y lo hacían para tener resonancia mediática. Hablé con los abogados en antena y descubrimos un caso periodístico. Los periodistas no nos podemos quedar con el número de seguidores y retuits porque entonces perdemos los porqués, que para mí es donde radica la clave del periodismo.
¿Lleva 40 años en LaTdP, cree que sabrá terminar cuando llegue el momento?
Creo que terminaré bastante pronto. Y mi intención cuando termine no es jubilarme y no hacer nada. Seguramente haré alguna cosa asociada a la comunicación. Es el mundo que considero propio.
¿Después de 40 años haciendo radio en catalán, con qué recuerdos se queda?
Con el afecto. El afecto de los compañeros, de la audiencia... porque al final, la estima es la mejor cosa que hay. Yo me siento moralmente invitado a reconocer a las personas que me han ayudado en la vida. Incluso con los anunciantes hay vinculaciones personales. Evidentemente, estamos hablando de negocios pero no todo lo recuadraremos al límite.