Jordi Alba ha recibido una gran alegría. Porque, contra todo pronóstico, ahora mismo está más cerca de quedarse en el Barça que de hacer las maletas, una cosa sorprendente, si consideramos que hace solamente un año, Joan Laporta quiso echarlo. De hecho, llegó a aceptar una oferta de cesión del Inter de Milán, que el propio jugador se encargó de rechazar, ya que no estaba interesado en moverse a ningún equipo.
Esta campaña ha tenido un papel secundario en los planes de Xavi Hernández, y ha perdido la titularidad por primera vez en su carrera. Sin duda, ha sido el gran perjudicado por la asombrosa irrupción que ha tenido Alejandro Balde, que ha sido capaz de quitarle el puesto y de enviar al banquillo al ex del Valencia o del Gimnástic de Tarragona. Por ello se seguía especulando acerca de su posible adiós, ya que en el Camp Nou quieren dejar de pagarle el elevado sueldo que percibe.
Mateu Alemany está obligado a rebajar en 200 millones de euros la elevada masa salarial que hay en estos momentos, y uno de los firmes candidatos a la despedida era el ‘18’. Le habían colocado en la lista de prescindibles, y confiaban en poder recibir alguna oferta interesante por un futbolista que hasta hace muy poco tiempo era considerado como intocable, y para muchos era el mejor del planeta en su demarcación.
Pero desde el Barça se han visto obligados a rectificar en esta postura, y disculparse con Jordi Alba. Y es que, si finalmente acaba saliendo, Laporta ha recibido el mensaje de Leo Messi, avisando que no regresará. Quiere abandonar el Paris Saint-Germain en junio, momento exacto en el cual pasará a ser agente libre, y su prioridad es volver a vestir de azulgrana. Sin embargo, únicamente lo hará si puede volver a compartir vestuario con el defensor de 34 años.
Es uno de los pocos amigos que dejó en el club, y siguen manteniendo una excelente relación, como demuestra el hecho de que hayan sido vistos cenando juntos en más de una ocasión desde que se fue a Francia.
Jordi Alba y Messi, una conexión letal sobre el terreno de juego
La buena sintonía entre Jordi Alba y Messi no solo era evidente lejos del terreno de juego, también lo era sobre el césped. Ambos formaron una conexión letal, y se entendían a las mil maravillas, y prácticamente sin mirarse.
Si vuelven a tener la misma química, el Barça volverá a tener una sociedad de lujo, que generó muchos goles y alegrías.