Jordi Ferrón (Badalona, 15 de agosto de 1978) fue uno de los talentos de la Masia que en los primeros años del siglo XXI chocaron con un Barça en el que se apostaba muy poco por las perlas de la cantera. Al lateral derecho, medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sídney, no le quedó más remedio que buscarse la vida fuera del Camp Nou e hizo carrera en el Rayo Vallecano, el Zaragoza, con el que ganó 2 Copas del Rey, y el Albacete, para acabar su carrera en las filas del Badalona. Colgadas las botas, Ferrón se vinculó al fútbol femenino, donde ha trabajado como director deportivo y como entrenador en clubs como el Seagull, el Espanyol, el AEM y el Eibar, experiencias que le valieron una oferta del fútbol japonés, del INAC Kobe Leonessa, donde el entrenador catalán ha empezado con muy buenos resultados.
¿Cómo está yendo su aventura por Japón?
De momento muy bien. Muy contento desde que llegué. El INAC Kobe es un muy buen equipo, muy bien trabajado y con una estructura excelente. La predisposición de las jugadoras es muy buena, hay muy buen ambiente en la plantilla y de momento los resultados están acompañando. Es cierto que en el inicio faltaban las internacionales y se notó, aparte que tuvimos alguna baja por lesión. La Copa nos la tomamos como una pretemporada y ahora en la Liga nos está yendo bastante bien.
¿Cómo se produce su fichaje por el INAC Kobe, uno de los conjuntos más potentes del fútbol femenino japonés?
Hacía tiempo que me apetecía probar un proyecto nuevo fuera de España. Había entrenado algunos equipos, pero los últimos siempre eran proyectos a media temporada y quería cambiar. Me salió la posibilidad de hacer unos clínics durante 15 días en Japón, en universidades femeninas de Tokio, y la experiencia me gustó mucho. Fue cuando se pusieron en contacto conmigo. Cambiaban de entrenador y me salió la oportunidad.
¿Cree que el hecho de que el Barça femenino sea el mejor equipo del mundo influye a la hora de querer copiar su modelo como en su día sucedió con el Barça de Guardiola?
El fútbol español y el Barça femenino, su fútbol, tiran mucho, es un modelo que se quiere importar. El fútbol japonés es muy frenético, hay muchísimo ritmo, y la idea es alcanzar un poco más de pausa, tener más la pelota e implementar un estilo ofensivo. La marca Barça tiene mucha fuerza en el ámbito internacional. Hay aficionados que vienen a pedirme autógrafos con camisetas del Barça, incluso las antiguas de la marca Kappa, de cuando yo jugaba.
Hace unos años, Carles Rexach explicó que uno de los problemas que se encontró cuando entrenó en Japón es que los jugadores son demasiado disciplinados, que les falta creatividad.
Sí, es cierto. En España ya entrené un par de jugadoras japonesas y siempre les decía, "me hacéis demasiado caso". Son personas muy disciplinadas, hacen todo lo que les dices, y en el fútbol no se puede controlar todo desde el banquillo. Por cultura, por manera de ser, son muy disciplinadas. Es muy fácil trabajar con ellas e incluso te piden más tareas por poder aprender más, se quedan entrenando más rato. Quizás es un fútbol demasiado académico, demasiado analítico, les falta fútbol de calle.
El Vissel Kobe acaba de ganar la liga masculina y el INAC Kobe es uno de los grandes del fútbol femenino. Parece que Kobe se está convirtiendo en el epicentro del fútbol japonés, incluso por encima del béisbol...
Sí, con la liga del Vissel Kobe se ha producido un boom en la ciudad. Mucha celebración, mucha gente en el estadio, mucha fiesta... la verdad es que aquí el fútbol se sigue mucho. En Japón hay una gran cultura del deporte, de la educación física, se practica muchísimo, sea fútbol, béisbol, baloncesto... Lo ves muy claro los fines de semana, cuando gente de todas las edades salen a la calle, a los parques, a practicar deporte, juegan a béisbol, baloncesto, fútbol, celebran jornadas relacionadas con el deporte... tienen hábitos de vida saludable.
En el último Mundial femenino, Japón fue capaz de vencer 4-0 a España, que acabaría siendo la campeona del mundo. ¿En qué nivel se encuentra ahora el fútbol femenino japonés?
Tienen un nivel muy alto, han crecido mucho en los últimos tiempos. Es una idea que les transmito a mis jugadoras. Muchas sueñan con ir a jugar a Europa, pero les hago ver que no todo es el Barça, el Olympique de Lyon o el Wolfsburg, la liga japonesa es muy potente, hay mucho nivel. Las jugadoras trabajan muy bien desde muy pequeñas, técnicamente son muy buenas, los entrenamientos son analíticos, no necesitan que el fútbol sea divertido para practicarlo. Trabajan mucho, están muy preparadas, y eso se pudo ver en el Mundial. Quizás no tienen el talento que vemos en España, aparte que está el inconveniente de la altura, ya que físicamente son más pequeñas, pero lo pueden contrarrestar con otras virtudes, ya que son muy rápidas, hasta convertirse en jugadoras muy completas. A mí, por ejemplo, muchas veces me cuesta diferenciar si son diestras o zurdas, ya que juegan igual de bien con las dos piernas.
¿Qué ha cambiado en el fútbol español para que en un tiempo récord el Barça sea el mejor equipo y la selección española haya ganado el Mundial?
Hasta hace unos años, en España había un grave problema con respecto a los entrenamientos y a la manera de trabajar que por suerte se ha ido cambiando. Muchos entrenadores eran técnicos que acababan en equipos femeninos porque no tenían lugar en los masculinos, o incluso eran el padre de alguna jugadora, como fue mi caso. Veías cómo trabajaban algunos equipos y te llevabas las manos a la cabeza. Niñas muy pequeñas sin tocar prácticamente la pelota, trabajos muy físicos, auténticas animaladas. Poco a poco, por suerte, fue llegando una nueva generación de entrenadores con otra mentalidad y el fútbol femenino ha podido crecer mucho. Cada vez hay más equipos, más fichas... y ha ayudado mucho a que hayan surgido grandes referentes como Alèxia Putellas o Aitana Bonmatí, gracias a ellas se ha sacado ese estigma de que el fútbol solo puede ser masculino.
¿Esta situación de cambio es la que ha hecho que en la RFEF saltara todo por los aires?
El fútbol español estaba anticuado antes de que llegara Jorge Vilda. Yo había hecho jornadas de formación con él y sus colaboradores y a mí me pareció un entrenador muy bien preparado, una evolución de lo que había antes. A mí lo que me sorprendió es que un entrenador no puede estar en un equipo si el equipo no lo quiere. Los entrenadores dependemos de las jugadoras y si las jugadoras han perdido la confianza en ti es muy difícil, y más cuando las jugadoras son tan importantes como algunas de las que habían renunciado. España está avanzando mucho en estas situaciones y eso es la demostración de que hay dos Españas, la más progresista y la de VOX. Yo diría que en el fútbol femenino todavía hay mucho de la España de VOX, de "estas niñas empiezan a jugar bien a fútbol"... auténticas tonterías. Poco a poco se está modernizando todo, pero todavía queda mucho VOX en nuestra sociedad.
¿Los cambios que se han hecho en la RFEF son suficientes?
No lo sé. Lo que se tiene que hacer es escuchar a las jugadoras, las de ahora y las que había antes. Vero Boquete, por ejemplo, está siendo un referente dentro y fuera del campo, porque se tiene que aprender de estas jugadoras que han vivido en primera persona esta evolución del fútbol femenino. Yo vengo del fútbol masculino, del Barça... y hay situaciones del fútbol femenino que ni siquiera me las podía plantear. El fútbol femenino se tiene que equiparar en el masculino y no estoy hablando de los sueldos, las propias jugadoras lo dicen. Se habla de equiparar condiciones. Hace unos años, si tenías un niño, jugaba en el estadio grande, pero si tenías una niña, jugaba en el estadio pequeño, que no tenía ni gradas. Estamos hablando de condiciones, vestuarios, la pelota, el césped... Antes eran dos deportes diferentes y a poco en poco de está equiparando.
¿Hay mucha diferencia entre un vestuario masculino y uno femenino?
Sí, hay diferencias, pero quizás no tantas como las que pueda parecer desde fuera. Dentro de un vestuario hay muchas personalidades diferentes y el fútbol femenino no es entrenar hombres o mujeres, es entrenar personas. Lo que yo intento transmitir a mis jugadoras es lo que yo aprendí como futbolista. He tenido la suerte de tener buenos entrenadores y es lo que intento transmitir.
¿Por qué es entrenador de fútbol femenino?
No lo tenía planificado, surgió de esta manera. Mi hija practicó varios deportes y se decantó por el fútbol. Yo veía los partidos y los entrenamientos y me preguntaba: '¿qué están haciendo? Eso no es lo que yo entrenaba como futbolista'. El equipo se quedó sin entrenador y me puse yo. Y desde allí, hacia arriba.
¿Qué plan de futuro tiene como entrenador?
Estoy muy a gusto en Japón, muy contento. No pienso en otra cosa que estar aquí más tiempo. Estoy lejos de casa y echo mucho de menos a los animales domésticos. Mi perro y mi gato no pueden venir a Japón. Con la familia puedes hablar, mi mujer y los niños vienen de vez en cuando, pero a los animales los echo mucho de menos.
Coincidió con Xavi Hernández, en el Barça B. ¿Se imaginaba que podría llegar a ser el entrenador del primer equipo?
Éramos muy jóvenes, pero ya se veía que pensaba mucho más rápido que los demás. Le dabas la pelota y ya sabía que se tenía que hacer, iba mucho más adelantado, entendía el juego de posición. Yo creo que ha sido un acierto ficharlo y esperamos que esta progresión que se vio la temporada pasada continúe. Se le tiene que dar confianza, pero en el Barça dependes mucho de los resultados y del juego y la sensación es que ahora está un poco estancado. La baja de Busquets se está notando demasiado, no se ha encontrado un sustituto ideal, De Jong ha estado lesionado... Confío en Xavi, ya que es ADN Barça, no es un experimento como fue Koeman. Xavi, con confianza, tendría que sacar los resultados. l fútbol femenino le ha ayudado mucho a que hayan surgido grandes referentes como Alèxia Putellas o Aitana a Bonmatí.
Al fútbol femenino le ha ayudado mucho a que hayan surgido grandes referentes como Alèxia Putellas o Aitana Bonmatí
Usted se tuvo que marchar del Barça por la falta de confianza de Van Gaal. ¿Fue una situación injusta?
Fue el año en el que se marchó Albert Ferrer al Chelsea. Estaba Reiziger, pero quedaba una vacante en el lateral derecho. Estábamos Okunowo y yo y Van Gaal escogió a Okunowo. A mí me situó en la banda izquierda, en los 7 o 8 partidos que jugué con él. Las puertas se cerraron y me tuve que marchar. Siempre he dicho que en el Barça tienen que estar los mejores, y a mí me quedaba mucho para serlo. No era una aspiración real. Me habría gustado tener más participación, claro está, pero estoy contento con mi carrera, con haber tenido la suerte de haber pasado por el Barça. Fui al Rayo, donde tuve una muy buena comunión con la afición, debutamos con la sub-21, la medalla olímpica en Sídney. El cambio no fue traumático, todo fue muy rodado.
No cree que su generación, en otra época, habría tenido más presencia en el primer equip?
Sí, y a veces lo hablamos entre nosotros, pero la realidad es que en el Barça tienen que estar siempre los mejores. Siempre nos gusta tirar de cantera, pero a veces no puedes hacer un equipo. Tiene que haber una o dos generaciones muy buenas, como la de Xavi, Iniesta, Messi, Busquets, Piqué, Cesc... La clave es que los jugadores medios sean de la base, que el banquillo lo ocupen jugadores de casa, que rinden muy bien. Un ejemplo es Fermín López, por ejemplo.