Jean-Clair Todibo tuvo un paso fugaz por el Barça, y que pocos recordarán. Aterrizó en el mes de enero de 2019, después de una serie de buenas actuaciones en el Toulouse, que despertaron el interés de grandes clubes del continente. Y solamente estuvo un año, en el que tuvo muy pocas oportunidades, pues existía una gran competencia en su puesto. Se fue a préstamo al Schalke en invierno de 2020, y, tras eso, encadenó otra cesión, en esta ocasión, en el Benfica.
Con los portugueses no llegó a debutar, y hace unos meses se marchó al Niza, que pagó poco más de ocho millones de euros por sus servicios. En la Ligue 1, nuevamente ha recuperado la felicidad, y ha exhibido un gran nivel, recordando a ese defensor que fue una apuesta personal de Josep María Bartomeu. Y, en una entrevista reciente, fue preguntado acerca de su aventura en el Camp Nou, que fue corta, pero muy intensa.
Sorprendentemente, el internacional francés sub 20 no tuvo problemas en contar algunas anécdotas privadas, y en recordar sus días en España. Y descubrió lo que era un secreto a voces, pero que todo el mundo sabía: Leo Messi tenía unos privilegios especiales. El argentino era tratado de manera diferente, y Todibo, que se enfrentó al Paris Saint-Germain en la última jornada, así lo explica.
“En los entrenamientos defendíamos de forma diferente a Messi porque no podíamos lesionarle. Había que levantar un poco el pie con él para no lesionarle. Aprendí mucho junto a Messi e incluso le robé algunos balones, con cuidado de no lastimarle, claro” fueron las palabras del galo. Unas declaraciones que el defensor nacido en 1999 puede hacer, ahora que ya no está en el Barça. Porque es algo de lo que estaba prohibido hablar en el equipo azulgrana.
Messi siempre insistió en que era un jugador más, y trabajaba como todos, sin tener ningún privilegio. Una afirmación que muchos se atrevían a desmentir, y aseguraban que, en realidad, era él quien tomaba las decisiones importantes. Fichajes, salidas, renovaciones, alineaciones… la última palabra siempre la tenía el siete veces ganador del Balón de Oro. Un poder que nadie se atrevía a discutir.
El que se enfrentaba a él, estaba sentenciado.
Pep Guardiola fue el primero en darle privilegios
Incluso Pep Guardiola tuvo que aceptar que no podía tratar a Leo como al resto de jugadores. Por mucho que siempre intentó que hubiera una buena armonía en el vestuario, y que nadie estuviera por encima de nadie, tuvo que sucumbir.
Y aceptó muchas órdenes de Messi, por ejemplo, que no tuviera que bajar a defender ni a presionar. Como reveló una fuente cercana al actual entrenador del Manchester City, hubo un día que tuvo que ir expresamente a casa del marido de Antonella Roccuzzo, para disculparse después de haberle abroncado en un partido.
¿Tratarán de la misma manera al astro de 34 años en el PSG?