Desde que Joan Laporta fue elegido como nuevo presidente del Barça, las cosas han cambiado. Seriedad, rigor y también investigación a fondo. La nueva junta directiva encargó varias auditorías que ahora empiezan a tener las primeras conclusiones. Y todo apunta hacia Josep Maria Bartomeu.
Facturas y contratos que evitan los controles internos
En las primeras de cambio, según informa GOAL, han encontrado facturas no superiores a 200.000 euros que han esquivado por poco el control del Comité de Adjudicaciones. Precisamente, según la normativa del club, este comité siempre interviene para aprobar contratos o facturas superiores a esta cantidad, cosa que si quedan por debajo no pasan a ser revisados.
Y los primeros resultados de la auditoría detectan que varios contratos tienen cifras poco inferiores a esta cantidad. Según la misma información, hay decenas de contratos de 196.000, 198.000 y 199.000 euros. Ninguno de ellos, pues, ha pasado el control del Comité de Adjudicaciones. Asimismo, quiere decir que tampoco llegaron a la junta directiva, que tiene un miembro permanente dentro de este comité.
El Espai Barça, en el punto de mira
Estos contratos sospechosos no afectan sólo a un área del club, sino que están repartidos en diversas: Presidencia, Social o Servicios Jurídicos. Pero si en un área hay varios contratos al límite de los 200.000 euros es en la que gestiona el Espai Barça, el proyecto del nuevo Camp Nou, el nuevo Palau Blaugrana y el Estadio Johan Cruyff.
Concretamente, estas áreas señaladas ya han cambiado de responsables desde la llegada de Laporta a la presidencia.
Contratos al estilo Barçagate
La técnica, sin embargo, no resulta extraña en los últimos años en el Barça, ya que durante el mandato de Bartomeu, sobre todo con el caso Barçagate, quedó demostrado que este tipo de contratos fraccionados eran una práctica habitual. Así también evitaban que llegaran a conocerse entre los directivos y que no pasaran un control interno.
En el caso del Barçagate, la auditoría que hizo PwC encontró contratos de un coste en torno a un millón de euros que dividieron en seis facturas inferiores a 200.000 euros y que fueron abonadas a diferentes departamentos del club. El objetivo era no llegar a la cifra mínima para que estos contratos no tuvieran que pasar el control pertinente.