Laia Sanz (Corbera de Llobregat, Barcelona,1985) es una de las mujeres referentes al mundo del motor. Con 38 años, la catalana ha pasado por varias disciplinas como el trial, el enduro y el rally raid. Además, ya es una de las caras más conocidas en el Dakar, con 13 ediciones a sus espaldas. En sus vitrinas ostenta una gran cantidad de premios en todas las modalidades que ha disputado, acumulando 37 títulos y 4 medallas de oro en los X Games. Con motivo de su decimocuarta participación en el Dakar, que se disputará en Arabia Saudí desde el 5 de enero hasta el 19 del mismo mes, Sanz ha atendido a ElNacional.cat antes de emprender su viaje.

Laia Sanz durante la entrevista con ElNacional.cat / Foto: Carlos Baglietto

¿Cada vez quedan menos días para el inicio de tu 14º Dakar, ¿cómo lo afrontas? ¿Hay nervios?
Sí, obviamente hay nervios, y ahora hay muchas ganas de ir para allá, porque sientes un poco que el trabajo está hecho, se te hacen largos estos últimos días, está todo embarcado, y con muchas ganas ya de volar hacia allí, y estar en situación de carrera y empezar a dar gas.

¿Cómo se vive el Dakar en un país como Arabia Saudí?
Es verdad que me preguntan mucho sobre el tema y al final allí estamos en una burbuja. No nos damos mucha cuenta de lo que pasa o de la situación del país, y más ahora, que llegamos y ya nos llevan directos al vivac, y eso es una mini ciudad, un mini mundo, donde hay gente de todo el mundo. Allí no te das demasiada cuenta de si estás en Arabia o estás en el desierto de donde sea. Por lo tanto, no vivimos demasiado el lugar, digamos.

Laia Sanz hablando durante la entrevista / Foto: Carlos Baglietto

¿Por el hecho de ser mujer, has tenido un trato de menosprecio en Arabia?
Sí que he tenido anécdotas, pero al final cuando estamos en el coche, no lo he vivido mucho. Recuerdo un año que fui con un compañero de equipo al gimnasio del hotel y a mí no me dejaron entrar. Ves cosas que chocan, como colas diferentes en los restaurantes. Alguna anécdota así sí que hemos vivido.

¿Con respecto al recorrido, este año parece un poco más exigente que nunca con este maratón de dos días, ¿cómo lo ves?
Cada año dicen que será el año más duro, pero sí que es verdad que creo que habrá un punto más de dureza que el año pasado. Ya el año anterior fue bastante más duro que las últimas ediciones de Arabia, porque subieron el número de kilómetros, de dureza de las etapas, de arena, más cantidad de dunas... Yo creo que este año todavía subirán un poco, pero eso está bien. Al final el Dakar tiene que ser un Dakar, tienes que sufrir, y tiene que ser difícil de terminar. Los primeros años en Arabia, quizás con respecto a los últimos años de Sudamérica, había bajado un poco la dureza.

¿Hablando, precisamente, de este sufrimiento, ¿cómo te preparas tanto mental como físicamente para esta carrera, que es muy exigente?
Trabajamos mucho durante todo el año y como voy haciendo cosas todo el año me mantengo en forma. También el hecho de tener tanta experiencia en la carrera, sabes muy bien lo que te funciona y lo que no, y muchos pequeños detalles que al final te hacen ir más cómoda en la carrera. Por ejemplo, sabes qué te tienes que llevar, la hidratación, la alimentación... Todo eso, después de tantos años, lo llevas mucho más controlado.

¿Nos puedes hacer un resumen de este día a día en el Dakar, de la convivencia y supervivencia que hay allí?
En coche es un poco diferente, porque al final lo compartes con alguien, que eso también ayuda, no estás tan sola. Te levantas muy temprano cada día, ahora en coche, no tanto, eso era más con la moto... Desayunas bien, porque a veces no comes nada hasta las 7 de la tarde y luego te preparas para el día y sales. Muchas veces tienes un enlace largo hasta empezar la etapa y tienes tiempo de hablar con el copiloto, incluso paras a tomar un café, si son muchos kilómetros, a medio camino y después en la etapa, enfocado, a todo gas, concentrados. Cuando vuelve a terminar la etapa, lo mismo, tienes un rato hasta el vivac, que a veces son pocos kilómetros, a veces son muchos, y allí también tienes mucho tiempo para compartir con el copiloto para conocerte mejor. Con el copiloto es importante que no solo te sientas bien profesionalmente, sino también personalmente, porque acabas compartiéndolo todo. Incluso el motorhome, comes juntos, lo haces todo con él durante el Dakar, así que es una persona con quien te tienes que llevar muy bien.

Laia Sanz sonriente durante la entrevista / Foto: Carlos Baglietto

Has corrido en moto, y ahora vas en coche. ¿Tienes planteado probar algún otro vehículo?
¿Por qué no? En un futuro lejano, quién sabe. No estaría mal probarlo. Yo espero poder quemar todas las etapas en coche, ojalá tenga los medios para acabar haciendo todo lo que quiero hacer con el coche, pero, ¿por qué no? En un futuro lejano, espero que lejano, quizás probar un camión. Ahora me he sacado el carné de camión, solo me faltan las prácticas de circulación, por lo tanto, no estaría mal.

¿Qué objetivos tienes en este Dakar?
Cada año me preguntan qué quiero hacer, el top tal o tal otro, pero este año, como he dicho, el objetivo es disfrutar, porque el año pasado no lo pudimos disfrutar, no pudimos hacer etapas limpias, se nos puso todo muy cuesta arriba desde el principio y fue muy duro. Este año creo que si nos divertimos significará que estamos yendo bien, que estamos llevando el ritmo que sabemos llevar y que estamos saliendo cada día donde nos toca. Y eso también querrá decir que estoy haciendo una carrera mucho más cómoda que el año pasado y si lo hacemos así querrá decir que también, a final de Dakar, estoy convencida de que saldrá un buen resultado.

¿Cómo vives el hecho de ser una mujer referente dentro del mundo del motor y del Dakar?
Lo vivo con normalidad. Hago esto desde que tenía 6 años que compito, primero con el trial y después con otras disciplinas, para mí es una cosa natural. He convivido siempre con equipos llenos de chicos, he entrenado con chicos y gran parte de mis mejores amigos, como son del mundo, también son chicos, por lo tanto, lo vivo con total normalidad. A lo mejor le choca más a otra gente, pero yo siempre lo he vivido como una cosa normal.

Más allá de la anécdota de Arabia Saudí, ¿has vivido alguna situación machista por el hecho de ser mujer en el mundo del motor?
He vivido muchas, desde comentarios que no hay que repetir, hasta tratos de ciertos equipos. Por ejemplo, volar todo el equipo en business, que es una tontería, pero es el detalle, de volar todo el equipo en business y yo no. Cosas de este tipo me he encontrado muchísimo, pero al final creo que con buenos resultados, me he ganado el respeto. Los últimos años en el Dakar en moto los disfruté mucho porque estaba en un equipo donde me valoraban, me respetaban y me trataban exactamente igual que al resto de compañeros. Ahora he vuelto un poco a la casilla de salida, porque es como empezar de nuevo, pero estoy en esta transición y en este camino.

¿Tienes alguna etapa o alguna anécdota del Dakar que recuerdes o que tengas marcada tanto en positivo como en negativo?
Tengo muchísimas porque será mi decimocuarto Dakar, en 13 años han pasado millones de cosas. En el Dakar acaba saliendo lo mejor y lo peor de la gente. Me he encontrado con cosas muy bonitas como detalles de pilotos que te han ayudado, cosas desagradables también como la muerte de compañeros o algún piloto con esta rivalidad malentendida que te 'putea'. Se vive un poco de todo, pero me quedo sobre todo con la parte bonita que es la gran cantidad de gente que he conocido. El Dakar es un poco como un Gran Hermano, que son 20 días superintensos y que, o te acerca mucho a la gente, o te aleja mucho, y en mi caso creo que he hecho muy buenos amigos en el Dakar también.