Es una de las referentes en el sector del motor, una de las deportistas más destacadas y admiradas. Lo ha ganado todo en el trial, en pista cubierta y al aire libre, y ha completado hasta el final las 14 ediciones en las que ha participado en el Dakar. Laia Sanz (Corbera de Llobregat, 1985) es una bestia del automovilismo, del rally y del enduro. Ella respira gas y la adrenalina la hace mover entre las dunas y las piedras. Desde de ElNacional.cat la entrevistamos pocos días antes de que haga las maletas y se marche hacia la decimoquinta aventura consecutiva al Rally Dakar, la quinta en Arabia Saudí. Con más de 20 títulos mundiales de trial a su palmarés y varios triunfos en competiciones de enduro, nos adentramos en su pasión, sus retos y los preparativos para la próxima edición del Dakar 2025.
¿En qué ha cambiado la Laia Sanz del 2011 a la de ahora?
Me he hecho mayor, pero creo que, sobre todo la experiencia. El Dakar es una carrera en la que la experiencia es muy importante, pero creo que los valores son los mismos, las ganas y los sueños continúan ahí y las ganas de superarse. La ilusión continúa intacta.
Participaste 11 veces en categoría de motos y 11 victorias en la disciplina femenina. ¿Es el motivo por el que decidiste dar el salto a los coches en 2022?
Yo creo que el salto a los coches viene porque era un momento en el que se juntaron muchos factores. Pienso que 11 son muchos Dakars en los que ya había cumplido consiguiendo grandes resultados, muy por encima de lo que hubiera imaginado nunca. Con la edad vas siendo consciente del peligro, no disfrutas tanto en el momento de tomar riesgos, y pienso que me llegó en el momento que tocaba porque sentía que ya tenía suficiente. El coche es la mejor manera de seguir con tu carrera deportiva, porque esta experiencia que has cogido con la moto es muy útil, además, la mayoría de pilotos que corremos el Dakar en moto nos encantan los coches. De hecho, siempre había soñado con dar este paso, y estoy encantada de disputar el cuarto Rally Dakar en coches.
¿Quedaste en tercera posición el año pasado a la categoría T1.2, este año objetivo victoria?
Sí, no será fácil porque hay mucha competencia. Es una categoría en la que hay gente que corre desde hace muchos años, que conoce muy bien el coche, pero es mi tercer año en la T1.2: conocemos el coche del año pasado, aunque no hemos podido hacer kilómetros este año, lo daremos todo. Al menos el año pasado comprobamos que podemos estar en frente y conseguimos un podio, pero este año intentaremos mejorarlo.
Todos conocemos el mundo de preparación física que hay detrás, ¿pero hasta qué punto y cómo cuidas tú la alimentación?
La cuido porque soy mayor, tengo tendencia a coger peso, por lo tanto, es una cosa que tengo que cuidar siempre. Entreno mucho, pero la alimentación se tiene que cuidar y sobre todo, y más especialmente, ahora estos meses que nos acercamos tanto al Dakar y que tenemos que estar al máximo. Lo más importante es llegar al Dakar saludable y encontrándose uno mismo bien, sobre todo en mi caso después de haber pasado una pequeña sacudida de salud hace unos años. Ahora, sin embargo, estoy muy contenta de cómo me encuentro y me noto en forma, entrenando bien y preparada.
¿Cómo preparas la parte psicológica? Es decir, para un Dakar te entrenas todo el año, pero solo son dos semanas de competición y puede ser que en el primer día quedes eliminada.
No me he preparado nunca psicológicamente. Yo creo que para mí la manera de llegar mejor mentalmente al Dakar es sabiendo que los deberes los he hecho, que todo lo que está en mis manos está hecho y bien trabajado, la preparación física, todo lo que yo puedo controlar, que esté a punto y ya está. Siempre he funcionado así. Yo creo que después, obviamente si te lo pones a pensar ahora, es mucha presión porque estás todo el año trabajando y la puedes cagar el primer día en el Dakar. Pero una vez estoy allí no pienso, intento disfrutar, intento hacer lo mejor que sé y normalmente han salido bastante bien las cosas. Por lo tanto, cuando alguna cosa funciona tampoco creo que se tenga que mover demasiado.
Con la edad vas siendo consciente del peligro, no disfrutas tanto en el momento de tomar riesgos, y el salto a los coches llegó en el momento que tocaba porque sentía que ya tenía suficiente
¿Qué representa para ti el Dakar? ¿Cómo lo describirías?
Es mi vida, es la carrera del año para mí, la carrera de mi vida y además mi vida gira mucho entorno de esta carrera. Estás todo el año pensando en el Dakar y me ha dado muchas vivencias, muy buenas, muchos amigos. Yo creo que la mayoría de los que vamos al Dakar y que llevamos años es nuestra vida.
¿Tiene fecha de caducidad?
No, no le veo la fecha de caducidad. Por ganas no será. Si algún día llega será quizás por falta de proyecto. Pero creo que me quedan muchos sueños para cumplir el Dakar. No le veo la fecha de caducidad. Y después quizás más adelante hacerlo de alguna otra manera. Por lo tanto, no, de momento no.
¿Saliendo ahora un poco del Dakar, cómo conduces cuando no compites?
Me he calmado mucho. De más joven era bastante polvorilla, pero aprendes que en la carretera no se puede correr, obviamente, que te tienes que portar bien y que tienes que respetar al resto de conductores. Y me consideraría bastante tranquila. Después sí que cuando estoy en carrera me gusta apretar el gas. Además, la mayoría del tiempo me muevo en furgoneta, por lo tanto, tranquilidad generalmente.
¿De copiloto lo pasas mal?
Mucho, lo odio. De hecho, me cuesta estar tranquila con muy poca gente. No me gusta ir a la derecha, y si es con un coche de carreras todavía menos. No me gusta no poder llevar el control y creo que nos pasa a la mayoría de pilotos.
¿Cuál es aquella cosa que más te irrita cuando vas por la carretera conduciendo sin competir?
La gente por la autopista en el carril de la izquierda a 100 km/h. Me irrita mucho.
Fuiste de voluntaria a València con un equipo y remolcaste coches. ¿Cómo lo viviste?
Nos costaba verlo desde casa, como la mayoría de gente. Creo que a todo el mundo le habría gustado bajar a echar una mano, a mí me fue posible. Cogimos un grupo de amigos con nuestros 4x4 y bajamos a hacer lo que pudiéramos. Sacamos bastantes coches de los parkings, llevamos cosas, pero en aquel momento lo que más falta hacía era maquinaria, manos y ayudar. Y lo pudimos hacer. Es un mini granito de arena porque con la cantidad de trabajo que tenían allí, pero al menos teníamos aquella sensación de haber podido hacer algo, aunque todavía necesitan mucha ayuda y me gustaría volver, pero bien ahora nos tenemos que centrar en el Dakar y quien sabe si el año que viene quizás hacer alguna cosita más.