El Barça-Alavés del pasado domingo ha abierto la caja de Pandora. Y no solo por el mal juego del equipo, irreconocible, que salvó los muebles gracias a un remate genial de Lewandowski y a un penalti en un partido horrible en el que el conjunto visitante mereció mucho más. Además de las dudas que generó el planteamiento de Xavi Hernández, las alarmas se han encendido por alguno de los gestos que se pudieron ver cuando las cosas no iban bien, momento en el que aparece la integridad de un grupo.

El gesto más viral, la punta del iceberg, fue el de Robert Lewandowski con Lamine Yamal. El delantero polaco se enfada con el de Mataró por no centrar donde quería. Acto seguido, el canterano le va a chocar la mano, un gesto habitual, pero Lewandowski le deniega el saludo, ante la incredulidad de Lamine. No hay que olvidar que el polaco tiene 19 años más que el catalán. "Sinceramente, no hay mucho que comentar porque fue un accidente total, así que en lo que respecta a mi relación con él, le ayudé muchas veces y le di consejos, incluso en este partido. Es normal decir o gritar algo en el campo. Toda la situación es un accidente total y no tiene subtexto ni significado", ha declarado Lewandowski al respecto.

Lewandowski, después de marcar con el Alavés / Foto: EFE

Lewandowski e Íñigo Martínez, dos reacciones contrapuestas

La reacción de Lewandowski contrasta con la que tuvo Íñigo Martínez en una acción del partido en la que Antonio Blanco va a por él para acusarle de haberse tirado al suelo. El central blaugrana, veterano, va corriendo a recriminarle la actitud al jugador del Alavés, a proteger a la joven perla del Barça.

Y es que algunas informaciones, como la de este martes de Madrid-Barcelona.com, es que el vestuario del Barça está dividido, que se han generado grupos, una falta de actitud colectiva que sale a relucir cuando las cosas no van bien. Las salidas de Sergio Busquets y de Jordi Alba, las últimas vacas sagradas que quedaban en el vestuario, ha provocado una falta de líderes que otros han asumido, un reajuste de roles que no ha acabado de encajar.

Xavi Hernández, en un partido del Barça / Foto: EFE

Un Barça sin liderazgos

Se suponía que Ter Stegen y Frenkie de Jong iban a asumir el nuevo rol de líderes del vestuario, tanto por el tiempo que llevan en el club como por sus galones, pero Ronald Araujo, por su personalidad, y Robert Lewandowski y Gündogan, por su caché, se han añadido a la lista. No hay que olvidar, además, que se ha generado un nuevo grupo de jóvenes canteranos, formado por Gavi, Alejandro Balde, Lamine Yamal y Fermín López, a los que se han añadido Pedri, Ferran Torres, Oriol Romeu y Joao Félix.

Sin que llegue a existir mala relación en el vestuario, la sensación es que no se ha formado un grupo homogéneo, que hay clanes y luchas de poder que, de momento, no han encajado entre ellos. Si los resultados y el juego acompañan, se espera que poco a poco todo vaya cuadrando. Si no, en cambio, el temor a que se acabe de romper no para de crecer.